Capítulo Dos.

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CAPÍTULO II.

—Que tenga buen día, Sue. —Despidiendo a su cliente más fiel, Skylar vuelve a la cocina dejando a Greg en la barra.

Hoy ha sido un día tranquilo, generalmente esto cambia cerca de las cuatro de la tarde que es cuando muchos salen del trabajo. Tan cansada como estaba no quería que ese momento llegara nunca, anoche prácticamente no durmió y cuando despertó tenia dolor de cabeza, ¡Ni siquiera había tomado la mitad de lo que tomo Eli! Y por supuesto ella estaba tan fresa como la primavera, ¿Cómo hacia? Para completar tenía que llamar al cerrajero.

Anoche cuando llego al conjunto de apartamentos se dio cuenta que no tenía su cartera. Ni su ID. Ni su maquillaje. Y por supuesto que no tenía las llaves de su departamento, por suerte como una ley establecida, entre las chicas decidieron que cada una debía tener una copia de las llaves del apartamento de las demás, en caso de emergencia. Suerte para ella que vivía el mismo conjunto que Elizabeth y no tuvo que llamar a nadie.

Por lo menos no perdí mi teléfono. Esta mañana cuando despertó tenía cerca de cincuenta mensajes de sus amigas hablando de lo impresionante que eran los hombres que las ayudaron. Increíble.

—Aceptan bebidas de unos extraños por el simple hecho de ser lindos. ¡Y tienen el descaro de molestarse conmigo porque no permití que bebieran quien-sabe-que-cosa!

Tomando las cerezas para decorar su -esperemos pronto- famoso pastel Chocotasty, dejo que los recuerdos de la noche anterior la invadieran. Por mucho que le doliera, la voz del gigante la sacudió un poco y no de la mala manera, nunca había oído un tono tan ronco y que incitara al pecado, solo había tenido una pequeña oportunidad de escuchar su voz y en definitiva dejo una huella en ella, sin embargo su actitud... eso dañaba cada fantasía que su voz despertó, no se disculpa y se ríe en su cara. Sí, por más que su voz vuelva liquido su interior él seguramente era un patán.

—Listo. Una perfecta obra maestra. —Sonriendo a su pastel, lo rebana en porciones individuales, son muy pocos los Chocotasty que hace enteros para la venta, si son porciones particulares, las personas siempre compraran otro para llevar. Siempre provoca. — Greg, puedes poner esto en la parte superior. Solo hare uno más para esta tarde.

—Seguro jefa. Por cierto, —la voz cantarina de Greg llena la habitación. —llego un hombre diciendo que tiene algo que le pertenece. Y jefa linda, espero que sea ese espécimen.

A Greg la mitad de la población masculina le parecía caliente, lo conoció gracias a Sam quien es su roomie, el chico ha demostrado ser buen trabajador y siempre estaba de buen humor que contrastaba con su personalidad reservada.

—Gracias, querido. Ya lo veo. ¿Me puedes llevar un trozo de este? Necesito algo para endulzar este fin de semana.

—Seguro, por cierto está en la mesa del fondo.

Encaminándose al hombre misterioso se limpia las manos con el delantal intentando quedar medianamente presentable. Ser repostera tiene sus desventajas, como por ejemplo estar siempre cubierta de harina y sustancias pegajosas, pero ¿qué puede hacer? Para ella este es un sueño hecho realidad, desde pequeña supo que la cocina era su espacio, su escape de la realidad y estaba decidida a compartir un pequeño pedazo de cielo con otras personas.

—Hola, disculpe la demora. ¿Me buscaba? — Sky estaba segura que mucha gente llegaba a pensar que tenía un pequeño desorden obsesivo compulsivo, pero con respecto a su pequeño negocio cuidaba hasta el más pequeño detalle, como por ejemplo acomodar cada pequeña decoración de la mesa que estaban torcidos.

La amenaza más dulce.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora