°Mis otras mitades (?)°

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Allí nadie escapaba de la impresión aún. La fiesta transcurría con normalidad hasta incluso pareciera que se olvidaron de los anfitriones, pero eso era lo de menos ya que en esta parte de la sala el tiempo se detuvo para estas personas en concreto. Y era de esperarse, por eso buscaron una mesa para recomponerse y evaluar lo sucedido. Cada uno en su asiento.

-Esto no puede ser, nunca me lo imaginé-decía Joseph sentado en su silla hiperventilando un poco. Puede que parezca exagerado, pero Steve tanto como su esposa es lo más preciado que tiene, su hijito, lo a visto crecer y lo a acompañado en todo, e incluso esto... Guau, es un golpe de sorpresa y realidad en su corazón de padre.-Mi pequeño después de todo se a complementado...

-¡Vaya! Esto es sensacionalmente inesperado, ahora algo más que los negocios nos unirá Joseph. Querido amigo felicidades, ¡Seremos familia!-Howard tenía una sonrisa. Estaba divertido por la situación en la qué se encontraba su socio, siempre recordaría esa cara alarmada, pálida y sufrida. Pero también estaba emocionado por su hijo que finalmente sentaría cabeza.

-¡Dios mío, mis nietos serán una maravilla!-aplaudió simplemente contenta, ¿En qué más podía pensar, eh?

Sarah asintió de acuerdo con las ocurrencias de la otra Omega, soltando una suave carcajada mientras que con unas servilletas le echaba aire a su esposo.

-Verdaderamente querida.

Por otro lado el protagonista de esta tragicomedia decidió centrarse en el hombre que tenía de frente, Anthony Stark, su destinado, su futuro Alfa. Al parecer el castaño estaba satisfecho con que él fuera su destino porque su sonrisa y su aroma se habían intensificado al punto de contagiarlo igual. Que más da, ¡Estaba tan contento! Le sonrió ampliamente con las mejillas pintadas, y su corazón palpitando a mil por hora, con esto inclusive podía borrar de su memoria todas esas noches escondido bajo la cama llorando, o en la ducha, o en cualquier lugar donde su dolor le ganase por ver como todo seguía su curso mientras él se estancaba.
No hacía falta palabras, pero había algo extraño, raramente se sentía... ¿Cómo incompleto? Cómo si aún faltara algo. Pero debe ser su imaginación ¿Cierto? No debe ser tan desagradecido con este regalo.

-Un momento.

Confundido lo vio levantarse y perderse entre la multitud, arrugó el entrecejo por la punzada en su pecho. ¿Solo se fue un momento, okey? No puedes extrañar a alguien que no conoces... Pero si puedes desearlo de inmediato ¿Verdad?
Oh no, que tormento, tantas emociones como en un remolino incontrolable ¡Enloquecedor! Pero a fin de cuentas, se siente un poco abandonado.

-No te preocupes Steve, ya volverá.

-¿¡Ah!? No, no, lo sé-rió apenado, ¿Tanto lo hizo notar? No puede ser tan patético frente a personas que apenas conoce. Oh claro, sus feromonas también, olía a tristeza.-Disculpen, solo estoy... Un poco confundido, es todo.

María lo miro comprensiva en su lugar.-Esta bien, suele suceder querido. Pero ya no te preocupes, ahí viene.

Efectivamente, venía muy radiante y destilando belleza con una rosa de color blanco entre los dedos, jugueteando con su tallo hasta llegar a él y entregársela con la comisura de sus labios extendiéndose cada vez más, Tony es de tes morena pero aún así pudo notar un imperceptible rubor en sus cachetes. Con gusto no perdió el tiempo para tomarla y llenar sus pulmones con su rico olor cuando inhaló sobre los pétalos, su estómago se llenó de mariposas que quería vomitar.

Carraspeó.

-Ahora, si me permites quisiera cortejarte como se debe, Steve Rogers.

El castaño menor observo complacido como apenado él le asentía con una sonrisita inocente propia de un infante, a su alrededor sintió como un acogedor aroma a fresas y menta lo embargaba, reconfortado se regocijo en ese delicioso olor. El Omega lo estaba asimilando.

-Gracias...-dijo en un murmullo. Asintió con un gesto igual.

-Papá, mamá y señores Rogers, este es un momento muy feliz para nosotros y quisiera presumirlo un poco con mis tontos hermanitos, así que quizá por unas horas robe a Steve de su lado si no es mucha molestia-soltó una carcajada girando hacia el mencionado.-¿Me acompañas?

Steve miro a los mayores los cuales no podían hacer más que levantar sus hombros como diciendo que ya era su decisión, y por supuesto que iría con él. La interrogante sigue allí, no se conocen y solo a visto sus caras por televisión y revistas de farandula, debe admitir que en algún momento estuvo atraído por el buen parecer del hombre que le tomo la mano provocándole espasmos agradables, pero como decía su amigo, solo fue un crush. Jamás imagino que terminaría siendo algo super real.
Exhaló tratando de relajarse, están tomados de la mano y no está acostumbrado a ese tipo de contacto con un extraño pero, esto es una clara excepción y tampoco se siente tan mal. Se siente bien a decir verdad.

Dejando las divagaciones de lado se fueron alejando ante la mirada enternecida de sus padres. Excepto Joseph, que seguía perplejo con la mirada perdida en algún lugar de la sala. Quién sabe que estaría pasando por su cabeza.

En fin.

Cruzaron el salón llegando a una mesa donde se podía apreciar a otros dos hombres. Uno alto, rubio con barba y el otro castaño mediano también de barba, pero no tan pronunciada como la del otro. Se plantaron frente a ellos. Estos posaron su mirada en él haciendo que se pusiera aún más rojito. Eran guapos debía admitirlo, olían tan rico como Anthony, fue un deleite que sus pulmones se llenarán con sus feromonas. Pero eso causo que su cerebro hiciera corto circuito por breves instantes, ¡No debería regocijarse con el olor de otros cuando está con su futura pareja! Su parte racional estaba escandalizada, en cambio su Omega, ronroneaba por la presencia de los hermanos. Quería morirse ahí mismo, ¿Pero que rayos es esto? Quería huir, vomitar y parar de pensar tanto.

-Gregory, Arno, hermanitos míos-interrumpió su tormento interno cuando saludo burlonamente.-Les presento a Steve Rogers. ¿Y a qué no adivinan? ¡Es mi destinado y por azares de la vida lo he encontrado aquí!-exhibió con evidente orgullo. Al igual que Steve él también espero mucho por ese momento aunque para algunos no lo aparentara, y se hizo prometer que, fuera quien fuera su Omega, le daría todo el amor que pudiese. Y nunca espero tan preciosa sorpresa.

"Gracias Dios por tan generoso regalo". Agradeció imaginando que elevaba las manos al cielo.

-Hmm vaya que grato, un gusto, Gregory Stark para servirte.

-Mi nombre es Arno hermosura, y que suerte tienen algunos cristianos ¡Pero hey! Felicidades-le guiño un ojo coqueto, cosa que le causo gracia, a Tony no tanto ya que gruñó molesto como un perro.

Ambos Alfas estiraron sus manos y él cruzo sus brazos para darles la mano correctamente. Lo miraron con una ceja levantada, divertidos.

"Adorable", pensaron por el llamativo rubor escarlata en sus mejillas al reparar en lo que estaba haciendo.

Cuando unieron las manos, los tres sintieron un bajón de presión que acalambró sus brazos momentáneamente. La misma que sintieron Steve y Tony solo que con mayor fuerza. Se separaron del contacto como si les quemará tocarse, en verdad fue doloroso. Tony los veía aturdido.

-¿Qué pasa? ¿Qué pasó? ¿Por qué esas caras trágicas, eh?-ladeó la cabeza intranquilo por sus rostros.

El rubio lo volteo a ver, pudo apreciar el miedo y la confusión en sus ojos, como si quisiera echarse a llorar en ese mismo momento. Por supuesto miro a sus hermanos en busca de explicaciones, pero estos estaban ocupados subiéndose el saco un poco más arriba del brazo para revisarlo.

-Oh no...-jadeó el Alfa rubio.

-Dios mío, esto no es bueno-silbo.

-¿Me pueden explicar... ¡Qué rayos está pasando!?-demandó frustrado. La paciencia no era su fuerte y ellos con su falta de comunicación se la hacían perder. Más con sus reacciones verdaderamente preocupantes.

Ambos hermanos se miraron y asintieron. Tony quedó con la boca abierta y empezó a boquear como pez fuera del agua cuando le mostraron un pedazo de sus pieles.

En las muñecas de los hombres decía claramente "Steve Rogers." El mismo nombre de SU destinado. De SU futuro Omega.

-Esto no está sucediendo-negó lentamente incrédulo, más que eso perdido en toda esa situación.-Necesito... Necesito un whiskey con urgencia creo que se me baja la tensión.

Resopló con la mirada desorbitada. ¿Qué significaba está rareza?

𝓣𝓻𝓮𝓼 𝓐𝓵𝓯𝓪𝓼 𝔂 𝓾𝓷 𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora