°Obsequiando un bebé°

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Inhaló profundamente, luego exhaló sacando todo el aire contenido en sus pulmones, sudaba por los nervios. No sabía qué podía pasar. Apretó la bolsita de regalo que tenía en la mano y vio la torre frente a él que se alzaba imponente.

—Aquí vamos—se puso en camino adentrándose a Industrias Stark.

Saludo a los empleados dirigiéndose al elevador. La cabina estaba vacía por suerte, marco el último piso que era donde estaba la oficina principal, ahí se encontraban sus tres Alfas enfrascados en una reunión con otro de su misma casta, un tal Xavier. Eso fue lo que escucho de la conversación de anoche.

Sintió el vértigo al subir y el nerviosismo en aumento, la idea de Bucky era buena pero no sabía cómo reaccionarían. “Calma Steve, es simple, vamos tu puedes” se animó a si mismo.

El ascensor paro y las puertas se deslizaron dándole paso para salir, pudo ver a los hermanos y al “Xavier”, un hombre de cabello castaño hasta el hombro y ojos azules muy hermosos. Salió de la cabina y de inmediato notaron su presencia.

—Steve cariño, ¿Que haces aquí?—preguntó Anthony levantándose de su asiento por instinto, sus ojos avellana desbordando extrañeza.

—Am, eh yo... solo vine por, este—la lengua se le trabo y miro al suelo para calmarse, sus mejillas pintándose de rojo brevemente apenado. ¿Sus sienes gotean? Porque se siente húmedo ahí. Suspiro cogiendo calma para poner su mejor expresión de seriedad segundos después.—Necesitamos hablar.

—Steven estamos a la mitad de algo importante, sea lo que sea puede esperar.

—Gregory, ¿La reunión es más importante que yo, más importante que lo que tengo que comunicar?—dijo claramente ofendido, su nariz arrugada y sus ojos muy abiertos. Su voz se volvió dura para aparentar molestia.

—Cielo no es eso, pero Greg tiene razón, podemos hablar en casa.

El rubio entrecerró los ojos, se cruzó de brazos lentamente y esparció su aroma para que empapara la estancia. La oficina ahora olía a Omega enfadado que hizo retroceder hasta a el invitado.

—Genial, no hay de que preocuparse, sigan con su importantísima reunión. Pero no se sorprendan cuando no me vean en casa—los señaló amenazante, su pecho subiendo y bajando ferozmente.—Voy a dejar esto aquí, y para cuando lo vean seguro estaré lejos, MUY, lejos... ¡Adiós!

—Steve por favor...

—¡Nada!—dió una media vuelta soltando con delicadeza la bolsa en el suelo y camino entrando al elevador, apretó el botón molesto y las puertas se cerraron.

Estando solo, rió hasta más no poder. Su pecho subía y bajaba de emoción y adrenalina. Que teatro más espectacular creó, salió mejor de lo que esperaba. Cuando le contase a Bucky seguro lo felicitaría, por nada fue a una escuela de actuación cuando era apenas un cachorro. Aunque no planeó que saliera tan realista...

—Un Omega molesto es lo más terrorífico de este mundo—comento el de cabello color caramelo todavía mirando por dónde salió el rubio.

—Disculpa por eso Charles, últimamente no sabemos que le pasa.

—No se preocupen, mi Erik es igual o peor. Pero deberían ver lo que eso contiene—refiriéndose a la bolsa.—Puede que sea muy importante.

—Supongo, ve por ella Arno—envío Tony al contrario.

Bufo disgustado. ¿Por qué no iba él? Igual fue a recogerla. La dejo sobre el escritorio, y se sentó dónde estaba. Gregory la tomo y saco todo el contenido.

—Papeles.

—¿Biberón?

—¿Zapatitos?

—Y un chupón—finalizó Charles agarrando el objeto de color rojo con dorado.

𝓣𝓻𝓮𝓼 𝓐𝓵𝓯𝓪𝓼 𝔂 𝓾𝓷 𝓞𝓶𝓮𝓰𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora