*Flashback*
Desde la muerte de Quirón, Asclepio se marchó a vivir junto con su padre, donde siguió estudiando e investigando su mayor afición, ya conocida aquí. Apolo no era el mejor de los padres, tampoco tenía una buena referencia paterna, lo bueno era que dejaba mucho espacio y libertad al chico, y algunas veces se acostaba a su lado a observar mientras el chico estaba observando líquidos y reacciones, pues Apolo también entendía de eso aunque ya había sido superado por su hijo.
También, la diosa Atenea se había interesado por la sabiduría y los conocimientos adquiridos del chico, y curiosa por todo lo que podía hacer, entregó de regalo al chico dos vasijas llenas de la sangre de la Gorgona Medusa, para que pudiese con ellas estudiar y llegar más lejos, algo que el chico agradeció ampliamente a la diosa... aunque lo que de verdad quería, era el veneno de la Hidra de Lerma, del que estaba convencido que era el causante de la muerte de Quirón... solo que ahora era imposible de conseguir.
En ese momento, Asclepio estaba en el hogar de su padre, probando cuidadosamente una mezcla que él creía que podría ser innovadora para reparar en cuestión de segundos el tejido y las células quemadas. Probando en la pata de un conejo herido y bajo la atenta mirada de la serpiente en su cuello, Asclepio aplicaba el ungüento con mucha concentración. Pero, en lugar de sanar la herida, notó al conejo más adolorido, empezando su herida a soltar pus, que Asclepio limpió rápidamente y también lo que le había aplicado.
- ¡Maldita sea! - se quejó, dando una patada a la mesa - ¡No, no es así!
Apolo, que estaba tumbado en una hamaca a su lado con los ojos cerrados, abrió uno mirando a su hijo con total seriedad, y luego mirando al cielo. Sabía que su hijo era muy perfeccionista y no se permitía fallar en lo más mínimo, si hablaba de medicina.
- Asclepio... pásame el carcaj y el arco - dijo tendiendo una mano.
Su hijo le miró, con los puños apretados, resoplando un poco y obedeciendo a su padre. El hogar del dios no tenía techo, pues el cielo y el calor del sol era bienvenidos a su hogar sin tapujos. Cuando Apolo tomó sus armas, sacó una flecha de su carcaj, poniéndola en su arco sin levantarse de la hamaca.
- Quirón seguro lo ha hecho mil veces, era muy bueno con el arco... pero no más que yo. Ahora observa bien lo que voy a hacer.
Poniendo la flecha en su lugar, agarrando su parte trasera con dos dedos, tensó la cuerda todo lo pudo, apuntando con el arco al cielo. Luego disparó con un sonido sordo, dejando una estela brillante sobre el cielo, pareciendo una estrella fugaz.
- ¿Lo viste?
- Es sólo el disparo de una flecha... - desvió la mirada restándole importancia.
- No quería que te fijaras en el disparo - dijo seriamente tomando otra, poniéndola en el arco de nuevo - Siempre que se mira una flecha, se da uno cuenta que tiene la forma perfecta para avanzar hacia delante, su fisionomía es así - comentó acariciando la flecha con un dedo - Pero sin embargo... - luego tensó el arco, apuntando al cielo, tirando de la cuerda y de la flecha hacia atrás - Incluso algo que está destinado a avanzar hasta su objetivo necesita ser impulsada, y para eso debe retroceder.
Luego el dios guardó su flecha, girándose y quedando tumbado de costado, mirando a su hijo.
- Tú eres una flecha, Asclepio. Tienes la fisionomía correcta para avanzar sin descanso al igual que la flecha, pero si tienes que fallar y retroceder, eso sólo te impulsará después más lejos.
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Shuumatsu no Valkyrie - New Era
FanfictionHistoria tipo Ragnarok. Los dioses han esperando impacientemente que 1000 años pasaran de nuevo, deseando el día de celebrar un nuevo Ragnarok. Algunos buscan venganza por los caídos, otros solo quieren volver a divertirse... pero no todo es como an...