Capítulo 40 - Como arruinarle la vida a un celta

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El combate entre Morrigan y Freddie Mercury continuaba. Love of my life, una de las canciones más bonitas del humano no había hecho ni un solo rasguño a la diosa, que se lo echó en cara con una sonrisa presuntuosa y arrogante mientras que tanto él como su valkiria ya tenían varios golpes. Así como dijo Zeus, eso sería una batalla de desgaste: la magia negra de Morrigan contra las ondas vibratorias de Freddie y Sveid. ¿Quién se quedaría antes sin poder?

Todo dependía. Tal vez Morrigan se aburriese del juego y usase sus hechizos para terminar el combate en vez de sus explosiones, o tal vez el humano sepa hacer mucho más de lo que dice.

Mientras se desarrollaba el combate, una curiosa risa proveniente de la oscuridad del pasillo alertó a las valkirias en el palco. Mientras Hrist trataba de descifrar de quién eran esos ojos dorados en la niebla, Geir se aferraba con fuerza a la espalda del rey Arturo, el único humano que quedaba allí con ellas, también firme y recto ante la amenaza de ese dios de risa canina.

- ¡HueHueHué! Qué solitario anda el palco...

La voz era la de un joven, pero aunque sólo fuese una frase, fue suficiente para que Hrist exhalase fuertemente por la nariz, cerrando los ojos y ejerciendo el protocolo: genuflexionarse y llevarse la mano al pecho, bajando la cabeza.

- Hermana Hrist... - murmuró Geir temblorosa al verla - ¿Es un dios...?

- Sí, Geir.

No respondió más, y no fue hasta que Geir se arrodilló también que la figura salió de su escondite en las sombras. Se relamió los labios y puso una sonrisa confiada.

- Ya tenía ganas de acercarme a veros, valkirias... mi trabajo es taaaan aburrido ahí abajo cuidando de la tonta barrera oeste... Me pregunto... ¿Quién me sustituirá con ella cuando yo salga a combatir?

Un nudo se quedó sin poder tragar en la garganta de la valkiria mayor, que no levantaba la cabeza mordiendo su lengua para no responder

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Un nudo se quedó sin poder tragar en la garganta de la valkiria mayor, que no levantaba la cabeza mordiendo su lengua para no responder. Todavía le parecía increíble que un dios del continente americano hubiese ido expresamente a hablar con ella, ya que son considerados más cerrados y obstinados a hablar con otros que no perteneciesen a sus tierras. Sí, las reuniones eran algo complicadas. Sin embargo, Huehuecóyotl era curioso de naturaleza, y era conocido en el ámbito del Ragnarok por ser uno de los dioses que más fervientemente apoyaba la destrucción de la raza humana. Ahora que dejó caer que sería un participante del Ragnarok, la mente de Hrist se quedó en blanco. Sólo podía pensar en que Einherjer podría combatir contra ese viejo guía con apariencia de niño, amante de la música y de las trifulcas.

- ¿No dices nada, Hrist? No he venido a hablar yo solo.

- Disculpe, Huehuecóyotl-sama... reamente no esperaba tu visita... - se excusó ella.

- ¿Quién se la espera? El día en el que aparezca en el lugar donde se me quiere, ya no será divertido.

La presencia del dios azteca ahí hacía tensarse a los tres, tanto a Arturo que no abría la boca, tanto a las valkirias que parecían que aguantaban la respiración. ¿Cómo decir algo de Huehuecóyotl? Era parecido a Loki, con distintas funciones pero mismas intenciones. Podría llegar a hacer algunas buenas acciones como a provocar peleas entre los humanos sólo porque se aburre.

Shuumatsu no Valkyrie - New EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora