Capítulo 41 - Vientos de cambio

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Resumencito importante debido a la ausencia:

 - Si recuerdan, nos encontramos en la quinta pelea, Morrigan se enfrentará a un inesperado Freddie Mercury cuando ella ansiaba enfrentarse al Rey Arturo. Ahora durante el combate, su poder explosivo se ve amenazado por las ondas de poder que provoca con su Volund, el micrófono que le ha dado su valkyria y que pelea a su lado. Ahora, en su flashback, vemos como la diosa pasó de ser una desconocida a convertirse en la reina de los celtas al casarse con Dagda... y ahora, tras la muerte de sus hijos non natos, la de Cuchulainn y la llegada de los vikingos a las costas celtas, se preparan para la guerra... aunque ella sólo desea vengarse de su esposo con la ayuda de su amigo Lugh.

*

*

Mucho antes de que el sol saliese entre las montañas y empezase a iluminar los valles y los amplios pantanales del este, los druidas y los Tuathas ya se estaban preparando para enfrentar a los nórdicos que llegaban a sus tierras esa misma mañana junto con grandes nubarrones oscuros y unas aguas tranquilas. Antes incluso que ellos, la diosa Morrigan ya se había levantado de haber dormido en forma de gato sobre la panza de su amigo, borracho y empachado de comida, ahora totalmente recuperado después de su atracón de anoche. Con el frío de la mañana y la boira* sobre el agua, se dificultaba ver desde el acantilado donde ella estaba el mar y la llegada de drakkars enemigos. 

Boira: es la niebla que se forma por las mañanas encima del agua, como esa que se ve en los pantanos o en la playa temprano, se produce por el cambio de temperatura.

Con su elegante vestido roto en la parte de la tripa y la espalda, esta vez sin usar el apretado e incómodo corsé para sentirse más liberada, la diosa se había soltado el cabello y maquillado con mimo y dedicación, sabiendo que ese día sería muy especial. Iba a abrir la boca para decir algo pero el tremendo bostezo de su amigo Lugh detrás de ella junto con su espalda crujiendo al estirarse le hizo cerrarla de nuevo y girarse a verle.

 - ¡No hay nada como dormir a pierna suelta después de un atracón! - el celta se frotó la tripa con una sonrisa, mirándola después - ¡Venga, Morrigan, anima esa cara! 

 - No entiendo cómo puedes estar tan feliz... - murmuró ella volviendo a mirar al frente.

 - No debemos pensar ahora en nuestros hijos perdidos, destructora - él se cruzó de brazos levantando su mentón - ¡Tenemos mucho que hacer antes de que Dagda nos llame para la batalla!

 - Una batalla que no existirá para entonces - ella sonrió lupinamente, a la vez que su amigo, mientras tronaba sus nudillos - Dios de todas las artes, ¿me ayudarías con el viento?

- ¡Con el viento y con lo que quieras! - él dio una carcajada animada - Quitemos esa boira del mar y localicemos a esos drakkars.

Con un plan trazado por los dos en menos de un minuto, los dos celtas estaban haciendo cosas a escondidas del dios Dagda. ¿Su plan? Evitar la guerra a toda costa y expulsar a los vikingos de sus costas. El ataque de los nórdicos sería al día siguiente para que a los nuevos llegados les diese tiempo a desembarcar, descansar y prepararse tras dos largas semanas en el mar... y no pasaría si los celtas atacaban hoy, cuando estaban expuestos.

Con una poderosa inhalación, el dios celta Lugh hinchó su pecho todo lo que puso hasta soltar un disparo de aire contra el mar, abriéndose entre la niebla como se abrió el mar Rojo ante Moisés y desapareciendo, mostrando un oscuro y lúgubre mar lleno de nubes negras y sonidos de truenos a lo lejos.

 - ¿De qué maldita manera pueden ver a dónde dirigen sus barcos esos nórdicos? No debe verse nada más allá de la proa... - la diosa entrecerró los ojos.

Shuumatsu no Valkyrie - New EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora