Pasaron un par de meses. Se acercaba el final del verano y con él comenzaba a soplar un viento con ligero frescor, agradable para todos los soldados al volver al final del día tras haber estado fuera de la ciudad cazando orcos.
Quien más agradecía las frescas brisas que indicaban el comienzo del otoño era la capitana Ayerin, ya que pasaba gran parte de la jornada, varios días a la semana, ocultando la mayor parte de su cuerpo con la armadura para ir a los avisos por orcos de ciudades cercanas. Antes se turnaban entre ella y el capitán Faramir, pero como éste se encontraba aún un tanto débil por las heridas todavía recientes, era la mujer quien iba a por aquellas repugnantes criaturas.
Un día, volviendo cansada tras haber pasado el día cazando y matando orcos, habló con Faramir. El hombre se iba recuperando de las heridas y era capaz de moverse con mayor agilidad y fluidez que un par de semanas atrás. Estuvieron entrenando un poco para que el ex-capitán pudiera volver a la carga, pero iban a tardar un tiempo en que el joven hombre recuperara su facilidad en movimientos de antes de la pelea contra los seres de Mordor.
Por fortuna, Aragorn se ofreció a ayudar a Faramir a entrenar mientras la capitana salía con el resto de soldados.
Unas semanas después, Faramir se había recuperado bastante, lo cual fue una alegría para todos. Por otra parte, Ayerin no dejaba de pensar en la promesa que hizo a sus amigos...
Sin pensarlo demasiado, tras hablar con su hermano y la prometida de éste, al igual que con Faramir, dos días después montó a su caballo y salió directa hacia el norte, habiendo acordado con el rey y el ex-capitán, la organización de los caballeros y las defensas de Gondor mientras ella estaba fuera.
(...)
Pasaron un par de semanas hasta que llegó por fin a su destino. Los campos verdes y frondosos se extendían ante su vista. Había tardado más de lo previsto en llegar al lugar, ya que se había visto obligada a dar pequeños rodeos para evitar a grupos de orcos. Sin embargo, los prados de La Comarca se abrían paso ante sus ojos.
A lomos de su caballo, entró en la región a trote ligero. Tardó cerca de una hora en toparse con los primeros medianos. Unos minutos después, una señal le informó que se hallaba en Hobbiton, el hogar de sus amigos.
Los medianos que veían pasar a la capitana de Gondor sobre el gran caballo la miraban sorprendidos. No estaban acostumbrados a ver a gente grande, menos aún a una mujer sin compañía alguna.
Ayerin fue pasando, bajo las atentas miradas de los hobbits, por los caminos de la ciudad, hasta llegar a una puerta que le llamó la atención: era una puerta redonda, como las demás, de color verde vivo, como la mayoría, pero bastante desgastada por el tiempo. Lo que más le llamó la atención, fue una runa grabada en la madera de la puerta.
Tras pensar un momento las escasas probabilidades de que aquella runa familiar se encontrara justamente en ese lugar, bajó de su montura, atando su caballo a la verja de entrada al agujero, una vez sus pensamientos de "¿y si...?" se esfumaran al caer en la cuenta: debía de ser ahí.
Ajustó el nudo realizado a las riendas del animal para que no se escapara y fuera por la ciudad bajo todas las miradas de los hobbits. Listo eso, abrió la valla y se acercó a la puerta. Suspiró y llamó con el puño.
- ...llaman a la puerta. -Aquella pequeña frase incompleta llegó amortiguada desde el interior. La voz de un señor mayor llamaba a alguien, avisando de la llegada de la mujer. Pero no reconocía esa voz...
-Ya voy, tío. -Sin embargo, sí que reconoció aquella...
Unos pasos se acercaron a la entrada, y la pequeña puerta se abrió, dejando una figura inconfundible para la señora de Gondor.
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Cierto "Orejas Picudas"
FanfictionAragorn, hijo de Arazorn; descendiente de Isildur y heredero al trono de Gondor, Gimli, hijo de Gloin, Frodo Bolsón, Samsagaz Gamyi, Mediadoc Brandigamo, Peregrín Tuc, Legolas, hijo de Thranduil; príncipe de los elfos silvanos de Mithwood, Boromir...