Por el camino hacia el abismo de Helm, Gimli hablaba con Éowyn.
-Es cierto. No se ven muchas mujeres enanas. En realidad, se nos parecen tanto en la voz y en apariencia, que suelen tomarlas por enanos barones.
Éowyn se giró hacia donde estábamos Aragorn y yo, paseando con los caballos a la par, y mi hermano le explicó disimuladamente que era por la barba.
-De ahí nació la creencia establecida de que no hay mujeres enanas -continuó Gimli-. Y de que los enanos brotan de agujeros en el suelo. Lo que resulta ridículooo...
El caballo en el que iba subido el enano se desbocó y éste se cayó de la montura. Eowyn corrió en su ayuda.
-Hacía mucho que no veía sonreír a mi sobrina -comentó el rey apareciendo a nuestro lado-. Era una chiquilla cuando trajeron a su padre muerto. Descuartizado por orcos. Contempló cómo su madre sucumbía al dolor. Luego ya, sola y temerosa, vivió solo para atender a su rey. Condenada a servir a un anciano, que hubo de quererla como un padre.
Aquella historia me partió el corazón.
(...)
Cuando acampamos, dejé a mi hermano limpiando su espada mientras iba a hacer guardia. Éowyn pasó por mi lado y me ofreció un poco de estofado que llevaba en una cazuela. Lo rechacé amablemente.
-No es perfecto pero está caliente.
-Gracias. Pero no tengo hambre.
-¿Cuánto tiempo lleváis sin comer?
-Eso no me preocupa.
-A mí sí. Tened -cogió un cuenco y una cuchara y me ofreció el plato de estofado. Lo cogí un tanto dubitativa.
-Gracias -probé un poco de la comida-. No está mal.
-¿No?
Se alejó un poco pero volvió y se acercó.
-¿Es cierto?
-¿El qué? -inquirí sorprendida.
-Que Aragorn es un dúnedain.
-Ambos lo somos. Es mi hermano.
-¿Cuántos años tenéis? ¿Ochenta?
-Sí. Exactamente, ochenta y dos.
-Mi tío me contó algo... Dice que Aragorn fue a la guerra con Thenquel, mi abuelo.
-Tiene buena memoria. Era un infante en aquellos momentos. Quedamos muy pocos dúnedain. Hace mucho tiempo que se extinguió el reino del norte.
-Lo lamento...
(...)
A la mañana siguiente, Aragorn se mostraba distante.
Unos hombres montados a caballo se adelantaron para comprobar si el paso por el que estaba previsto continuar era seguro. Legolas ya se había adelantado.
Aún estando un tanto lejos de los caballos adelantados, observé que uno de los animales se alteraba. Se escucharon gritos y golpes de espada. Aragorn se adelantó y se escuchó un chillido. No de Nâzgul... sino de orco.
El rey Theoden se acercó a la colina de la que descendía mi hermano.
-¿Qué es? ¿Qué has visto?
-¡¡Wargos!! -exclamó Aragorn-. ¡¡Nos atacan!! ¡¡Salid de aquí!!
Todos se alteraron. La gente se movía alarmada de un sitio a otro.
Aragorn cogió su caballo y se montó. A una orden del rey, dos hombres ayudaron a Gimli a subir a su montura.
-Conduce a la gente al abismo de Helm -escuché el monarca a su sobrina-. Parte ya.
-Sé luchar -comentó Éowyn.
-¡¡No!! -contradijo el rey-. Debes hacerlo. Por mí.
Éowyn asintió. Subí a mi caballo, miré a mi hermano que me encontró con la mirada y asentí. Iba a acompañar a los ciudadanos y a Éowyn al abismo. Sin luchar.
-¡¡Por la vaguada!! -indicamos a la gente-. ¡¡Todos juntos!!
Salí la primera para conducir a las personas por un camino más seguro. Éowyn se quedaba por el centro de la fila para que el menor número de personas posibles se quedaran al final con unos pocos guardias que nos acompañaban para cerrar la fila.
Cuando salimos de la zona de batalla disminuimos el paso, pero seguimos avanzando con paso ligero. Cuando vislumbramos, al fin, el abismo de Helm, la gente salió corriendo, cargando a los niños pequeños, para llegar a las puertas de la muralla.
Las puertas se abrieron y pasamos al interior a pié (habiendo bajado de los caballos). Había ya varias aldeas refugiadas entre esos muros por las guerras y los incendios provocados por los orcos de Isengard.
Nos encontrábamos organizando las provisiones cuando escuchamos la llegada del rey. Éowyn salió corriendo a reunirse con su tío y yo la seguí caminando. Ella se colocó justo al lado de los caballos y yo apoyada en una pared cercana.
El rey, Legolas y Gimli fueron fáciles de distinguir entre los pocos hombres que quedaban. Pero faltaba alguien...
-Sois pocos -escuché decir a Éowyn-. Muy pocos habéis regresado.
-Nuestro pueblo está a salvo -contestó Theoden-. Lo hemos pagado con muchas vidas.
-Mi señora -habló Gimli acercándose dubitativo a la joven.
-El caballero Aragorn -se atrevió a preguntar Éowyn-, ¿dónde está?
-Cayó -informó Gimli. Aquello me desgarró el alma. Mi hermano...
Los ojos se me llenaron de lágrimas y miré a Legolas. Cuando se percató de mi mirada sobre él, apartó la suya. Esquivaba mirarme a los ojos. Aquello era nuevo en él. Me alejé y me senté en el suelo, apoyando la espalda en una pared.
Estuve llorando durante unos pocos minutos, hasta que una voz me sobresaltó.
-Lo lamento.
Levanté la mirada y encontré unos cabellos rubios tapando en su mayoría sus ojos azules. Volví a bajar la mirada y él se sentó a mi lado.
-Se le cayó esto -lo miré y tenía la mano abierta.
-La Estrella de la Tarde... -murmuré.
-Lo tenía un orco.
-Eso no me anima. ¿Qué la ha pasado?
-Debió de caer por el precipicio hasta el río. Al menos eso nos dijo el orco al que le quité el colgante.
-¿De verdad le creíste?
-Si lo tenía era por algo.
-No se lo ha quitado en todo el viaje.
La vista se me perturbó por un manto de lágrimas que pretendían volver a salir. Cerré los ojos intentando impedir que cayeran. Un brazo me cogió los hombros y me abrazó. Apoyé la cabeza en su pecho. Al poco, me cogió el mentón y levantó lentamente mi rostro provocando que le mirara a los ojos.
-No deberías llorar -comentó pasando el pulgar por mi mejilla y limpiando una lágrima rebelde-. No te favorece en absoluto.
Me enjugué las lágrimas con la manga de mi camisa. Al hacerlo, el olor de mi hermano penetró en mi nariz. Me recordó todos los momentos que habíamos pasado juntos. Era difícil pensar que no volviera a verle, a ver esa sonrisa suya, a abrazarle, a besarle...
Me acordé de mi madre y, sin saber por qué, pensé en Aragorn. En que estaría igual de frío. Igual de inerte. Pensé en el cuerpo de mi madre, tan cerca y a la vez tan lejos...
Aragorn...
(...)
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Cierto "Orejas Picudas"
FanfictionAragorn, hijo de Arazorn; descendiente de Isildur y heredero al trono de Gondor, Gimli, hijo de Gloin, Frodo Bolsón, Samsagaz Gamyi, Mediadoc Brandigamo, Peregrín Tuc, Legolas, hijo de Thranduil; príncipe de los elfos silvanos de Mithwood, Boromir...