La Batalla del Abismo de Helm.

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Horas después de la llegada al abismo de Helm corrían rumores de que un caballo negro había entrado con un jinete que todos daban por muerto. No prestaba atención a esos rumores y no me enteré del nombre del caballero misterioso. Solo lo comprobé unos momentos después.

Ayudaba a algunas personas, cuando la voz de Legolas me alertó. ¿Con quién hablaba?

Me giré y me quedé de piedra: Aragorn estaba vivo... y había vuelto.

Legolas le entregó algo. Supuse que sería el colgante. Mi hermano lo miró y sonrió. Entonces no lo dudé y corrí hacia él.

-¡¡Aragorn!! -lo abracé con fuerza. Cuando se quejó aflojé ligeramente el agarre, pero no lo solté-. Gracias al cielo que estás bien. Pensaba... -la voz se me quebró.

-Estoy bien. No tienes que preocuparte.

-Pensaba que te había perdido.

-¿Recuerdas lo que te dije de niños?

-Que siempre estarías a mi lado.

-Mantengo esa promesa.

Preguntó por el rey y le expliqué dónde estaba. Dijo que necesitaba verle.

-Luego te curo estas heridas -indiqué.

Asintió y desapareció entre la gente seguido de Legolas y Gimli entrando en la sala del trono donde se encontraba Theoden.

Después de una charla con el rey, los hombres indicaron que las mujeres y los niños debían estar en las cavernas. Yo me resistí. Quería luchar.

Al anochecer introdujeron a todo el pueblo de Rohan en las cavernas para después sacar a los hombres capaces de luchar.

Paseaba a cierta distancia de Aragorn, Legolas y Gimli entre la gente que entraba en las cuevas.

-Situaremos a la reserva a lo largo del muro -indicaba mi hermano-. Que apoyen a los arqueros desde lo alto del portón.

-Aragorn -comenté-, tú debes descansar.

-No nos sirves vivo a medias -añadió Legolas.

Éowyn llegó corriendo para hablar con Aragorn.

-Dejadme a vuestro lado.

-No está en mi mano disponerlo.

-¡¡No se lo habéis ordenado a los demás!! Luchan a vuestro lado porque nadie los apartaría de vos. Porque os quieren -había alzado la voz-. Perdonadme -se disculpó cabizbaja.

Pasó enfadada entre Gimli y Legolas y se introdujo en las cuevas con los demás. Aragorn me miró.

-Quiero luchar -dije antes de que él abriera siquiera la boca-. Estoy lista. Esta es también mi guerra y no es la primera vez que lo arriesgo todo luchando. Pero sí sería la primera vez que lo arriesgo todo sin hacer nada.

-También deberías quedarte con los demás.

-No. Déjame permanecer con vosotros. A tu lado, como siempre. Luchando codo con codo. Las únicas mujeres que queremos luchar somos Éowyn y yo. Ella ya se ha retirado a las cuevas porque no tiene otra opción... por una orden. Pero yo no tengo orden que me ate a nada.

-También eres mujer.

-Pero no soy como ellas. Las demás tienen miedo al dolor y la muerte. Pero yo no. Mi único temor es perderte sin haber podido evitarlo. Por favor...

-Siento decirte que hoy no lucharemos juntos. Lo siento, pero te quedarás en las cavernas.

Me introduje a regañadientes en las cuevas.

Cierto "Orejas Picudas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora