Campamento en el Sagrario

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Tiempo más tarde de salir de Edoras llegábamos al campamento en el Sagrario, donde los hombres de Rohan se preparaban para salir en ayuda de Gondor.

-Gimbol, ¿hay muchos? -preguntó el rey Theoden a un hombre.

-Unos quinientos hombres del Folde Oeste, mi señor -contestó.

-Y trescientos más de la frontera de los pantanos, rey Theoden -añadió otro hombre.

-¿Y los jinetes del nevado? -inquirió el monarca.

-Ninguno ha llegado, mi señor -contestaron.

Subimos una montaña hasta un pequeño campamento preparado para los caballeros procedentes de la capital de Rohan. Desde ahí veíamos a los demás hombres que se encontraban al pie de la montaña.

Paseando entre los caballos con Legolas y Gimli, nos sobresaltó ruido que producía los animales. Nos cruzamos con Éomer.

-Los caballos se inquietan -comentó Legolas.

-Y los hombres callan -añadí.

-Les trastorna la sombra de la montaña -contestó el Rohirrim.

Miramos la montaña. A no mucha distancia de donde nos encontrábamos se habría una senda entre las paredes rocosas.

-Esa senda de ahí -habló Gimli-. ¿A dónde conduce?

-¿La Ruta del Bosque Sombrío? -preguntó el elfo-. A la Puerta Bajo la Montaña.

-Nadie que se haya aventurado ha vuelto -contestó Éomer con cierto miedo y preocupación pintadas en los ojos-. Esa montaña es el mal.

Me fijé en que Aragorn se encontraba en unas rocas, mirando la Ruta del Bosque Sombrío. Gimli se acercó, le sobresaltó y sugirió comer algo. Aragorn volvió a mirar la senda. Me acerqué y le coloqué una mano en el hombro. Se giró sobresaltado al sentir mi mano.

-¿Te encuentras bien? -inquirí. Me preocupaba verlo así: asustado.

-Sí -contestó con un hilo de voz poco audible.

-Vamos a comer -sugerí-. Te sentirás mejor después de la comida.

(...)

De noche encontré a Merry acercarse a la herrería y decidí acercarme a preguntarle.

-Mi señora -dijo al percatarse de mi presencia.

-Buena espada -comenté mirando el arma que portaba el mediano-. Lástima que necesite afilar. ¿Conoces el paradero de la señora Éowyn? -pregunté.

-Se encuentra en su tienda. Podréis encontrarla ahí.

Le agradecí la información y salí hacia la tienda de la señora de Rohan. La encontré en la entrada de su tienda hablando con su hermano, pero no parecía una conversación agradable.

-La guerra es feudo de los hombres, Éowyn -escuché que decía Éomer. Me acerqué más y Éomer, al verme, se sentó junto al fuego que tenía a su lado.

Me acerqué a Éowyn y, colocándole una mano en el hombro, la miré a los ojos. No hacía falta palabra alguna para saber lo que pretendía decirle. Con un asentimiento de cabeza por su parte la acompañé al interior de la tienda.

-¿Con esas palabras queréis seguir luchando? -inquirí al notarla un tanto aturdida, dudando de su decisión-. Yo no lo haría. Me miró sorprendida.

-Vuestro hermano nunca os ha dicho palabras como esas, ¿me equivoco? -preguntó mirándome a los ojos. Callé. Tenía razón. Aragorn nunca me había dicho nada parecido. De hecho, me decía lo contrario: que lucháramos juntos, codo con codo.

-No -contesté-. Nunca me ha negado luchar si así lo quería.

-¿Queríais luchar en el abismo de Helm? -inquirió.

-Lo cierto es que sí -confesé-. Quería luchar junto a él, como siempre habíamos hecho. Pero en momentos como ese, es imposible hacerle cambiar de opinión.

-Mi rey y mi hermano son de temperamento parecido, pero no entienden que necesito defender mi reino.

-Os comprendo. Y estoy dispuesta a ayudaros.

-¿De verdad? -asentí.

Ayudé a la señora a organizar la colocación de la armadura y le enseñé cómo colocarla correctamente. Cuando ya no necesitaba mi ayuda, me despedí y la dejé con sus pensamientos.

(...)

Tiempo después, más entrada la noche, paseaba por los campos cuando me crucé con un hombre encapuchado. Lo seguí sigilosamente y lo vi acercarse a un caballo. Cuando subió de un salto a la montura, la capucha se deslizó y pude ver su rostro. Me acerqué con rapidez, antes de que marchara.

-Mi señor. -Se giró a verme.- ¿Qué os trae aquí? ¿Portáis noticias?

-Para tu hermano, sí. -Bajó la voz e hizo andar a su montura hacia la salida del campamento para que nadie nos escuchara.- Siento decirte esto pero...

-¿Pero qué? -inquirí al ver que no terminaba la frase. Comenzaba a preocuparme-. ¿Mi señor?

-Arwen se muere. -Retrocedí unos pasos. No puedo negar que aquella noticia me impactó, porque sí lo hizo.- Su destino ahora se encuentra ligado al del anillo. Sauron envía sus tropas a Minas-Tirith, lo sabéis. Pero en secreto lleva flotas de enemigos por el río. Necesitáis más hombres.

-No quedan, mi señor Elrond.

-Sí que quedan. Busca a tu hermano y ve junto a él. Hay hombres que no responden ante nadie... Pero responderán ante el rey de Gondor.

Con esas palabras espoleó a su montura y salió del campamento. Observé cómo se marchaba hasta que la oscuridad de la noche y los riscos de la montaña lo engulleron. El rey de Gondor...

Salí corriendo a buscar a Aragorn si lo que había dicho el señor de Rivendell era cierto. Cogí mi montura sorprendiendo a los hombres que había cerca y comencé a buscar entre la multitud a la persona de mi misma sangre. Lo encontré caminando. Legolas iba detrás con su caballo tordo y Gimli sentado, fumando una pipa, algo adelantado de Aragorn.

Cuando llegó a la altura del enano se paró. Llegué a escuchar la escasa conversación que mantuvieron.

-¿Se puede saber qué te propones? -preguntó el enano levantándose.

-No esta vez -contestó mi hermano-. Ahora debes quedarte, Gimli.

-¿No conoces aún la testarudez de los enanos? -inquirió divertido Legolas colocándose al lado de Aragorn.

-Más te vale aceptarla -gruñó el enano-. Jovencito, iremos contigo.

-No os olvidéis de mí -hablé apareciendo al lado del elfo. Los tres me miraron-. Puedo ser casi tan testaruda como un enano y lo sabéis bien.

Aragorn negó con la cabeza sonriendo, pero no puso objeciones. Ayudé a Gimli a subir tras Legolas en la montura antes de subir yo a la mía. Caminamos en fila, yo al final, entre los hombres que nos miraban desconcertados, hacia la Ruta del Bosque Sombrío.

-Señor Aragorn -gritó un hombre cuando comenzamos a adentrarnos en la oscuridad de la montaña, pero ninguno nos giramos.

(...)


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Hola de nuevo, Compañía. Lamento no haber podido actualizar antes, pero la escuela se ha ido complicando y me ha dificultado bastante poder escribir. Pero esta semana estaba de vacaciones así que, aquí está, un nuevo capítulo.

Voy a intentar publicar uno más, a ver si puedo, pero es muy probable que no haya nuevas actualizaciones hasta dentro de unos meses. Aunque como esta evaluación es antes, si no mandan muchas tareas ni hay exámenes después, puede que actualice antes de lo previsto :)

Nos vemos en el Sendero de los Muertos habitantes de la Tierra Media.

Cierto "Orejas Picudas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora