A la mañana siguiente volvimos a galopar en la dirección acordada. Gandalf llevaba una túnica gris sobre sus vestimentas blancas.
-Edoras -explicó Gandalf cuando los caballos pararon-. Y el castillo dorado de Medusel. Hogar de Theoden, rey de Rohan. Cuya mente ahora se haya perturbada. El lazo con que Saruman ata a Theoden es muy poderoso. Cuidad lo que decís -aconsejó-. No esperéis ser bienvenidos.
Volvimos a salir al galope hasta los muros de la ciudad construida sobre la colina que se alzaba ante nuestros ojos.
Llegamos a la muralla y una bandera con el escudo de Rohan cayó sobre la hierba. Entramos por la estrecha puerta, con cavidad suficiente para los caballos y nuestras piernas a los costados de los animales, y nos introdujimos en la cuidad.
Subimos por las calles, con los ciudadanos mirándonos, hasta llegar al castillo.
Bajamos de los caballos y nos recibió un hombre armado.
-No puedo llevaros ante el rey Theoden armados, Gandalf el Gris -indicó-. Órdenes de Grima Lengua de Serpiente.
El mago asintió y les entregamos todas las armas que llevábamos encima a los guardas que se colocaron enfrente nuestro.
Arcos, flechas, espadas y puñales. El hacha de Gimli también acabó en manos de la guardia real.
-La vara -indicó el hombre.
-No querrás privar de su apoyo a un anciano.
A regañadientes nos dejó pasar a la sala del trono, donde se encontraba un anciano de largos cabellos canosos y también excesivamente largos. A su lado se encontraba un hombre de cabellos negros y rostro pálido, casi inexpresivo. Parecía un cadáver que había vuelto a la vida.
El hombre que nos indicó entregar las armas entró el primero en la sala, hizo una reverencia y se apartó para que pasáramos. Al entrar, las puertas se cerraron a nuestras espaldas y unos hombres no muy amigables pasearon a nuestra misma velocidad por los laterales de la estancia.
-La cortesía de tu castillo ha disminuido últimamente -comentó Gandalf-, rey Theoden.
-¿Por qué habría de darte la bienvenida, Gandalf, cuervo de la tempestad? -preguntó el anciano.
-Una justa cuestión, mi rey -habló el hombre que aparentaba ser un cadáver-. Tardía es la hora, en que decide aparecer el conjurador. Laspeld, te nombro, malas nuevas de un indeseado.
-Silencio -ordenó el mago-. Mantén tu lengua bífida tras tus colmillos. No he vencido al fuego y a la muerte para intercambiar falacias con un gusano sarnoso -añadió mostrando su vara.
-La vara... -musitó la serpiente-. Os dije que le quitarais la vara.
Los hombres que había a nuestros costados se acercaron a Gandalf. Luchamos contra ellos con nuestros cuerpos por la falta de armas de la que disponíamos. El mago se acercó al rey y le habló. No presté atención.
Cuando terminamos con los guardas, el reptil, que se encontraba en el suelo, quería levantarse para aproximarse al gobernante, pero Gimli se adelantó y le colocó un pie sobre el pecho para que no se moviera.
-Yo en tu lugar -le gruñó el enano-, no me movería.
-Escúchame -oímos que Gandalf decía al rey. El aludido le miró de mala gana-. Del hechizo, yo te libero.
El rey se rió a carcajada limpia y, por unos instantes, no parecía ser tan frágil como cuando entramos en la sala.
-No tienes poder aquí, Gandalf el Gris -se rió. El mago se quitó la túnica gris, dejando ver la vestimenta blanca.
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Cierto "Orejas Picudas"
FanfictionAragorn, hijo de Arazorn; descendiente de Isildur y heredero al trono de Gondor, Gimli, hijo de Gloin, Frodo Bolsón, Samsagaz Gamyi, Mediadoc Brandigamo, Peregrín Tuc, Legolas, hijo de Thranduil; príncipe de los elfos silvanos de Mithwood, Boromir...