Inefable © ✔︎ (SGL2) [Cristiana]

Capítulo 15: Aliento de vida ☾︎

Dios mío,
¡ya es mucho lo que he sufrido!
Mi vida está siempre en peligro,
pero nunca olvido tus enseñanzas.
Los malvados me ponen trampas,
pero yo obedezco tus mandamientos.
Recibe con agrado
esta alabanza que te ofrezco,
y enséñame tu palabra.
Cumple tu promesa y dame ánimo.

Salmo 119:107-109 TLA

Kalila mostraba tal tranquilidad que Kanu temía que se hubiese vuelto loca. Estaba sentada en una silla mientras unos ojos la miraban con maldad y el otro par con asombro.

La estancia era pequeña, oscura y olía mal. La chica no sabía donde estaba pero imaginaba que cerca del iglú. La vena del cuello dónde Nirek tenía el tatuaje se marcó al hablar. 

— Sabemos lo de Carlos zorr4

Ella no respondió

— Cuando los tíos descubran todo dejarás de ser de la familia como siempre debiste ser.

Kalila miró a los ojos a su primo mayor que no había dejado de insultarla desde que habían llegado. Solía tratarla con desprecio  desde su infancia. A  los tres años  repetía que ella no debía de haber nacido.
Recordó también  alguna que otra discusión cuando niña, Melantha le dijo en más de una ocasión  que su padre la aborrecía porque no era hija suya.
Pero, esa no era la verdad. Pues su color blanco muy distinto a toda su familia de tez morena. Se debía a que era idéntica a su bisabuela paterna, de cabello rizado y piel clara.

Tras muchas noches infantiles llorando descubrió el verdadero motivo del desdén de su progenitor. Ella era mujer. Él había deseado tener un varón pero, su madre ya no podía tener más hijos. Unos años después de su nacimiento comenzó a sentirse enferma. Cuando llegaron a Europa lograron librarla de la muerte pero, no de la infertilidad. 

Nirek se acercó y le dio un bofetón tan fuerte que por poco cae de la silla.

—¿Me estas escuchando guarra?

Había dejado de oírle hacia bastante,  sus pensamientos corrían de un lado a otro, desde sus primeros años, hasta su novio y el bebé que esperaba. Si no hubiese sido por el embarazo habría corrido alejandose de ellos. Pero les siguió hasta allí por miedo a que algo sucediese.
Kanu presenciaba todo sin decir una palabra.

— Eres estúpida además de perra

Kali vio a Kanu, él apartó la vista con pesar. Su cabello rizado como el de ella cubría gran parte de su frente y practicamente su ojo izquierdo.
La puerta se abrió con estruendo, Melantha entró. Por primera vez Kali tembló. Presentía que todo era obra de su prima pero le aterraba pensar que podría suceder.
Su prima la detestaba con la fuerza de un huracán. La temía.

—  Kali que bien verte por aquí —se burló. Encendió un cigarro y comenzó a fumar. Kali juntó las manos, inquieta.

— Melantha