A Liz no le importaba morir... hasta que la amenazaron. Su vida, ya sumida en el caos, se complica aún más cuando secretos y mentiras empiezan a salir a la luz. Entre la traición de quienes la rodean, el embarazo inesperado de su mejor amiga, y una...
sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; 1 Pedro 3:15
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Las manos le temblaban. Llamó a la puerta de la casa de Sara. Vivía en un chalet de color blanco. Era tal la luz que aportaba que se convenció de que la acababan de pintar. Miró a Maylin que afirmaba. Cathy no fue con ellas , por alguna razón que las chicas no comprendieron decidió irse a casa. Últimamente se notaba más irritable de lo normal.
Claire optó por quedarse con en casa de Alfred jugando al parchís. Evan insistió tanto que decidió acompañarle pese a los nervios que le generaba debido a su timidez.
Sara les abrió y abrazó a Liz al momento. La joven se sintió incomoda. No le gustaban los abrazos.
—Pasad chicas —y abrió la puerta completamente. Liz contempló lo iluminada y amplia que era la estancia. No comprendía como su padre siendo camionero podía permitirse pagar aquella casa.
— Gracias por recibirnos Sara — habló Maylin ante el silencio de Liz.
—Es todo un placer. Después de tantos años he podido conocer a Elizabeth ¿Y Evan?
— No vino con nosotras. No queremos que sepa nada por ahora—habló por fin.
La anfitriona caminó con ellas hasta el comedor. Les sirvió té.
Liz fue la primera en beber. Suspiró más relajada.
—dejame ver tus ojos por favor
Liz levantó la vista como pocas veces lo hacía. Miró a los ojos a Sara. Los ojos de la mujer se cristalizaron.
— Esos eran los ojos de tu mami. Los que describía Gabriel. Decía que eras idéntica.
Liz se sorprendió de que a pesar de haberla visto varias veces no se hubiese fijado en el tono gris de ellos.
—¿Qué ocurre con mi padre ? Pensaba que estaba muerto
—¿Por qué creías eso?
—Rosa. La que decía que era mi madre...me engañó diciendo que mi padre había muerto en un accidente
Liz se reprochó por haber confiado en Rosa. El accidente era del todo inverosimil. Su mente adolescente jamás se cuestionó aquello. Sara se llevó la taza a los labios.
— Él me contó que Rosa una mañana le había escrito un mensaje diciendole que le iba a arrebatar lo que más amaba. Cuando volvió aquel día del trabajo os buscó por toda la casa. Estaba vacía. Denunció la desaparición a la policía. Os buscaron. No hubo forma de encontraros.
—Ahora vivimos en la misma ciudad. Ni siquiera intentó saber donde estabamos
— Creó páginas de facebook,foros,coloco carteles para buscarte. Hizo todo lo posible pero, no aparecisteis. Él no ha regresado a la ciudad. Después de mudarnos viajó. Vuelve la semana que viene