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Hubo un tiempo en que las cosas no eran así...

"¡Wiruu!"

Esa voz chillona detrás de él y esa sonrisa tan coqueta eran cosas que él siempre dio por sentado que estarían ahí.

De una u otra manera, fueron tiempos felices...

-- Permiso -- Dice William empujando con delicadeza la puerta del laboratorio.

-- ¿Hm? Hace tiempo que no lo veía por aquí William san, ¿Necesita algo?

-- No -- Pasea la mirada por el laboratorio para terminar suspirando -- ¿No ha visto al agente Sutcliff?

-- ¿A Grell chan? Pensé que estaba trabajando con usted.

-- Sí, estaba -- Dice algo molesto -- Terminó con las recolecciones de hoy pero todos sus informes estaban mal hechos. Pensé que estaría aquí intentando huir del resto del trabajo.

-- Ya veo, no Grell chan ya no visita este piso, nunca fue de sus favoritos para empezar. Antes solo venía aquí para ver a Adrián.

-- Eso ya lo sé señor Othello -- Para sorpresa del forense, William no se veía tan sereno como en otras ocasiones -- Bien, creo que solo le estoy haciendo perder el tiempo. Hasta luego.

-- Nos vemos William san -- Dijo con una ligera risilla adormilada -- Eso fue raro, solo espero que Grell chan no se haya metido en problemas.

A paso veloz William volvía a salir del subterráneo, Grell no estaba en la división forense y siendo ese el último lugar de la sede y del mundo de la muerte (Porque para esto ya incluso se había ido a dar una vuelta a su departamento) que le faltaba por revisar ya solo podía concluir en algo: Grell Sutcliff estaba en el mundo humano.

¿Por qué? ¿Con quién? ¿Para qué? Temía imaginar la respuesta a estas preguntas, después de todo, Grell ya había salido de la fase de ira del duelo para entrar en una fase ligeramente más peligrosa: La tristeza.
***

Tal vez todo empezó por despecho, tal vez estaba tan herida que encontró en las bromas de Taker un pequeño consuelo a su dolor, la verdad ya no sabía que había visto en él para aguantar tantos años a su lado.

-- Espero que jamás nazca alguien con un alma como la tuya -- Dijo pateando una diminuta roca que fue a dar a la lápida del legendario shinigami.

Ya ha sido demasiado por hoy, el cementerio esta a punto de cerrar y si alguien la descubre entre las tumbas a esas horas corre el riesgo de ser confundida con una ladrona.

El atardecer era frío y ventoso, las calles de Londres volvían a recuperar su esencia después de un día extrañamente cálido de verano. Con la cabeza baja y las manos en los bolsillos de su gabardina, ella camina hasta un pub que esta abierto, no es algo muy fino, pero al menos servirá para posponer su regreso a casa.

-- Clásico... -- William baja a discreción del techo en el que estaba.

Adentro en el pub hay muy pocas personas, no es de extrañarse, es temprano y la guerra desalienta a muchos a salir. En una esquina solitaria del lugar esta la parca carmesí jugando a producir pequeños sonidos con el extremo de una copa de vino.

-- Pensé que jamás dejarías ese techo William -- Dice con su mirada pérdida en algún punto del cristal.

-- ¿Siempre supiste que te estuve siguiendo? -- Dice tomando asiento a su lado.

-- Literalmente te deje la parte aburrida del trabajo, era tan predecible que vinieras a buscarme -- Después de esta oración, Grell toma de golpe un pequeño charco de vino que quedaba en su copa.

Diagnosis: False ParasiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora