๑​𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐂𝐇🪻๑'-╰─── • ⁽ ˢʰᵘᵘᵐᵃᵗˢᵘ ⁿᵒ ᵛᵃˡᵏʸʳⁱᵉ ⁾

Capítulo 4

El tintineo constante de bolsas llenas de joyas, se escuchaba por los pasillos cercanos a los jardines del Olimpo, Iona había odtenido estos por parte del dios herrero Efesto, quién muy amable le dio estos sin ningún tipo de pago para su suerte.

Debía apresurarse a terminar sus propios pendientes si quería llegar a tiempo y estar presente en la siguiente pelea.

«¿Dónde estas?.»

Arrugó su entre cejo escuchando la voz de la valquiria por medio del rubí así que aún caminando envolvió su cuerpo completo del humo rojo creado por ella, desapareciendo del pasillo.

──Estoy aquí.

Geir grito bajo sorpresa, apegandose a su hermana mayor, Brunhilde por su parte dio media vuelta para encararla.

──La pelea empezará pronto.

──Lo sé. ──dejó las bolsas sobre una mesa de la habitación y de un bolsillo perteneciente de su cinturón cuero oscuro sacó un centillo de oro con una gema púrpura en el medio.── toma.

La valquiria asintió acatando la orden.

──¿Él siguiente era...

──Sasaki Kojiro.

Iona asintió tratando de recordar al peculiar samurai pero de repente Hrist entró a la sala quién se colocó la joya que su hermana mayor le entregaba.

──Hola querida.

La bruja abrazo a la valquiria, ella le correspondió gustosa pero se separó un poco en busca de respuestas con una expresión seria debido a sus cambios severos de humor.

──¿Qué hará exactamente?.

──Tiene un poder oculto, se supone que no debo decirlo.

──¿Se activará cuándo quiera?.

──Lo hará cuando sea necesario. ──dijo tranquila.── ten confianza en que funcionará.

──Es... Está bien. ──asintió apenada.

──Debemos irnos.

Las mujeres presentes afirmaron a las palabras de Brunhilde, saliendo de la sala mientras Hrist desaparecía pues tenía que estar preparada y lista para el llamado del combatiente.

──Esas joyas. ──empezó Brunhilde ante el silencio, mirando las bolsas que Iona cargaba.── son para conjuros o...

──Se a dónde quieres llegar. ──la miró burlona.── no puedo hacer de un momento a otro todas y dártelas, no sera nada seguro en caso de que se pierdan.

──Si tan solo...

──¡Chicas!.

Callaron ante la advertencia de la menor junto la presencia imponente de cierto dios.

──Geir vamos...

Brunhilde se maldijo al ser tarde su reacción, vio a la divinidad marina caminar por el pasillo donde justo andaban, en su mente quería ir hacia atrás pero sintió de repente confianza y seguridad por Iona quien se coloco en frente de ellas en modo de protección haciendo una reverencia que le fue seguida.

El silencio se rompía por el eco de los pasos del altanero y frío dios que iba de camino al campo de lucha pero se detuvo justo cuando estaba unos pasos lejos de las mujeres.

──Iona.

──¿Si, mi señor?.

La bruja sintió que las valquirias apretaron sus manos en busca de refugio ante el ambiente tan tenso.