๑​𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐂𝐇🪻๑'-╰─── • ⁽ ˢʰᵘᵘᵐᵃᵗˢᵘ ⁿᵒ ᵛᵃˡᵏʸʳⁱᵉ ⁾

Capítulo 7

──¿La tienes?.

──Sí. ──mostró un bello anillo de plata con una amatista cómo protagonista.── aquí está.

──¡Wa!. ──exclamó Geir mirando la bella joya.── ¡Es muy bonita!.

──¿Verdad?. ──sonrió a la menor.── vamos juntas, no e visto a Hlokk en mucho tiempo.

──Tengo prisa.

Iona alejo la joya del alcanze de la valquiria.

──¿Por qué tanto misterio? Ya se quien sigue.

──Cuidadora...

──No te la daré si no me dices la razón.

El aura que desprendía era uno tenso y frío, Geir temblaba asustada mientras Brunhilde se mantenía firme.

──Tú me has enseñado que tener la victoria es lo único que importa.

Pasaron unos segundos, las mayores se miraban fijamente sin moverse un centímetro pero al final Iona sonrió serena entregándole la joya encantada.

──Sí, eso es correcto. ──avanzó a la salida de la recámara.── de todas formas tengo trabajo por hacer.

El sonido de la puerta volviéndose a cerrar retumbó dejando a ambas valquirias respirar tranquilas.

──La señorita Iona da miedo. ──se abrazo a sí misma mirando a la mayor.── ¿A qué se refería hermana?.

──No lo sé. ──mintió, estando por dentro intranquila.── ve a la arena Geir, yo buscaré a Hoolk.

──¡Bien!.

Después de aquello, unas cuantas horas pasaron, las valquirias ya estaban listas y admiraban la arena del Valhalla.

──¡Ahora para la cuarta batalla del Ragnarok! Los dioses tienen dos victorias, la humanidad sólo una. ──puso al día Heimdall.── Y ahora ¡Damos la bienvenida al momento desicivo de las primeras etapas!.

Los gigantes reflectores iluminaron una ciudad ambientada en una Inglaterra de época, siendo en específico la representación más perfecta de su capital.

──¡La ciudad en frente de ustedes es un Londres del siglo 19!. ──confirmó Heimdall al público.── este campo fue solicitado por el representante de la humanidad y los dioses en su infinita compasión aceptaron.

"¿Por qué? ¿Aceptar esa solicitud?."

"¡Callense humanos!."

"¡Consideren esto una ventaja apropiada!."

──Padre.

El rey de los dioses miró a dios menor.

──¿Qué pasa?.

──La Reina de los mares. ──susurro cerca para no crear algún caos.── Anfrítite, está muerta.

Hubo un silencio.

──¿Quién?.

Hermes frunció el ceño.

──¡La esposa de Poseidon está muerta!.

──¡Ya entendí no grites!.

──¿Anfrítite?. ──cuestiono Hera.── ¿Cómo?.

──Se rumorea que fue un crimen pasional, madre.

──Vaya~ ──suspiro Afrodita.── lo que uno hace por amor.