๑​𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐂𝐇🪻๑'-╰─── • ⁽ ˢʰᵘᵘᵐᵃᵗˢᵘ ⁿᵒ ᵛᵃˡᵏʸʳⁱᵉ ⁾

Capítulo 41

En un oscuro vacío tranquilo donde una bruja caminaba sin rumbo fijo se cambió por su taller, retumbando grandes bullicios comparados con los mismos lamentos de pena provinentes del Inframundo, rompiéndose así toda la paz que había sentido hace unos segundos.

Se vio así misma tomando un libro y dibujando lo que podría ser un ritual para un conjuro o manifestar algo que su mente en ese momento desconocía, pero lo miró fijamente memorizando cada fino trazo hecho a mano alzada y con cierta desesperación.

De repente a su cuerpo llegó el cansancio, estando de rodillas trató de darse vuelta con el fin de revisar el lugar.

Dejó ir un grito de sorpresa, sus ropas y manos estaban manchadas posiblemente de sangre, pero no desarrollaba dolor.

Los gritos volvían a resonar por toda la habitación, se levantó como pudo por saber que pasaba.

El panorama era uno desastroso, pensó en ese momento que estaba sucediendo el mismísimo fin de los tiempos, de lejos veía un brillo pelear contra una oscuridad corrupta, al desear saber más o deducir lo que estaba sucediendo en la visión una gran migraña zurco su cerebro, provocando que perdiera el equilibrio.

"¡¿Por qué nos asesinaste?!."

Eran miles de voces, gritando cerca de sus oidos.

Miró sus manos de sangre seca, posó la derecha en su pecho, apretando su interior con una fuerza tomada por esos demonios gusanos que habitaron en su interior.

Las voces callaron, su mente volvía a estar tranquila, como si esas almas fueran arrastradas lejos suyo para jamás verlas.

Al abrir nuevamente sus ojos, Iona sólo miraba el techo de su taller para su sorpresa.

«Si esto vuelve a suceder, hablaré con Beelzebub.» no era algo que le afectara, sólo era irritable escuchar lamentos de los tantos seres que asesinó. Sin embargo, no sólo escucho esa pregunta desesperada, parecían ser más cosas que decían, muchos más susurros, muchas más confesiones de las que pudo haber escuchado.

Porque cuando estas siempre atrás, puedes escuchar todo lo que pasa a tu alrededor.

──Despartaste.

Miro a un lado lentamente.

──Thor.

El dios nombrado se encontraba reposando contra una pared del lugar pero dejó de hacerlo para acercarse a ella.

──¿Quién me curó?.

──Las ninfas. ──contestó frío.── apenas saliste de la arena muchos te vinieron a buscar, Hera los calmó y luego te dejo aquí.

──Ya veo. ──volvió a mirar el techo neutral, ahora tenía un vacío luego de tal duelo.── al final dijo a los cuatro vientos que era una asesina ¿No?, que molesto.

Un silencio pasó después de sus palabras y en un parpadeo en vez de ver el techo de madera ahora sólo estaba el rostro del dios del trueno, con cada mano a un lado de su cabeza rodeandola y dejando caer algunos mechones de su cabello largo rojizo sobre ella.

──¿Qué?.

──Esa herida. ──se acercó más hasta el punto de sentir su aliento.── fue planeada ¿Cierto?.

──No.

Su respuesta le hizo mostrar una expresión oscura, nada amigable.

──¿Por qué?.

──Yo no veo el futuro, no había forma de que supiera o que fuera parte de mi plan.

──Eres imprudente.

──Gracias.

Su actitud descarada sin nesesidad de mostrar alguna emoción fue lo que hizo al dios retroceder.

──Como habías deducido, Hera aprovechó tu debilidad y tiene a Zareck bajo la acusación de tomar a la amante de Apolo, Magnus no corre el mismo destino por Tritón.

──¿La pelea terminó?.

──Ganaron los dioses.

La habitación volvió a quedar en silencio a causa de que la mujer se veía pensativa y con una leve pesadez en su rostro. Iona realmente pensaba que ese soldado lograría terminar con el poder griego pero al parecer Mist no pudo apoyarlo mejor, también por que le recordaba mucho a su pequeño Zareck, alguien terco y que le gustaba hacer las cosas en soledad.

«Espero que descanses bien, en un acogedor campo de nieve para que juegues por siempre.»

──Muchas gracias. ──inclinó un poco su cabeza mientras colocaba una mano suya contra su pecho, igual a una reverencia.── por haberlos cuidado, y también en ayudarme con todo esto.

La deidad solo miro sus acciones en el más profundo silencio donde dejaba retumbar varios pensamientos no propios a su compañera de guerra.

«No quiero tu gratitud.» buscaba algo más, y eso era algo que tuvo en claro hace tiempo atrás cuando logró conocerla mejor.

──No es nada. ──dijo finalmente para mantener apariencias falsas.

Ella lo sabía, ambos lo sabían como también conocían ese despecho de la contraria al perder al amor de su vida, conocía y se esforzaba por entender que el dolor era reciente pero no podía esperar.

«¿Cuánto tiempo nesesitas para olvidar a ese muerto?.»

──Me debes una.

──Lo sé. ──sonrió un poco.── es una gran deuda, voy aseguarme de pagarle como es debido, dios del trueno.

Dejó la habitación a paso sereno mientras miraba la bruja miraba desde su lugar.

«Por más que tus impulsos te dominen, no serías capaz de hacerlo.» sabía que Hera estaba atrás del asesinato del difunto dios marino, como también la dificultad de cometer aquel homicidio de forma intelectual y salir ileso. «Odín también está involucrado.» aquello lo dedujo cuando fue engañada con la falsa lista de luchadores. «Entonces, ¿Thor sabe algo o simplemente lo suficiente para no estar involucrado como Odín y Hera?.» Dejó escapar un suspiro, estaba deseosa de mover sus peones finales y exterminarlos, pero todavía quedaba tiempo. «el Miorling... Aún sigue vivo.»

──Uhm. ──miró sus manos, estaban perfectamente vendadas y parecía que aquella tela era cambiada cada veinte minutos al sentir su piel fresca y perfumada mientras su cabello estaba suave y algo ondulado por haber sido peinado.── esas ninfas hicieron un buen trabajo.

Se levantó con cuidado empezando a caminar como si nada, acercandose a su gran mesa, de la cual sacó un frasco mientras abría cuidadosa una ventana cercana. Fue en ese momento que tres mariposas se colaron pero rápidamente fueron atrapadas por la bruja.

──Calma mis señoras. ──habló burlona dando leves toques en el vidrio con sus uñas, mirando a los insectos sobrevolar de un lado a otro desesperado.── solo quiero hablar.