Capítulo 54, parte 2.

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¡Hola! Venía por aquí a ayudaros con algo que a mí siempre me ha costado, la pronunciación de los nombres de lo que leo.

Boo se lee, o al menos este se lee: -Buu-

Y Bi, se lee tal cual está escrito.

Lucy tal cual está escrito, la c no es una s. -lucy-

—Fondly❤️

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— Bi. —susurra desde la puerta. — Oh Dios, Bi, estás despierta.

Lucy casi corre hacia mi.

— ¿Cómo...?¿Qué?¿Lucy...?

Cuando llega a mí lado se sube a la cama y se sienta con rapidez delante de mí, a un lado de mis piernas, ambas nos acercamos a la otra a la vez estrechándonos en un abrazo.

Comenzamos a llorar, tan compenetradas como siempre.

— No entiendo nada, ¿Dónde has estado todo este tiempo Bi? —pregunta sin separarse de mi. — No tienes idea de lo mal que lo he pasado, estaba tan... Estaba tan preocupada... Tienes que contarme todo.

— Yo... —la realidad me golpea con fuerza. ¿Qué como voy a contarle a Lucy?¿Cómo podría explicarle todo bien? No puedo simplemente contarle la verdad. — Yo...

— No hace falta que sea ahora Bi, tranquila. —cambia de sitio, y se arrastra hasta mi lado. — No sé que ha pasado, pero si no estás preparada para hablar de ello no tienes que hacerlo, hazlo cuando lo sientas, ¿Vale? —¿Cómo puede ser tan comprensible? Desaparezco por meses y no me exige respuestas. Así es Lucy, así ha sido siempre, y no iba a ser menos ahora. No cuando su mejor amiga ha vuelto después de pensar que estaba desaparecida, o peor aún, muerta.

— Solo... No sabes cuánto me alegro de verte de nuevo Lu. No sabes lo de menos que te he echado. —digo de nuevo con los ojos lagrimosos. No me había dado cuenta de lo mucho que le había echado de menos hasta tenerla delante.

Ahora estoy con ella, estoy bien, estoy a salvo, junto a ella todo será mucho más fácil. Muchísimo más llevadero. Tanto la separación de los chicos como la realidad de mi vida.

¿Debería empezar por contarle lo de mi padre?

Sí, debería.

Me vuelve a estrechar contra ella con cariño. Hacia tanto que no tenía uno de sus abrazos, que casi me hago añicos en sus brazos.

— Yo si que me alegro, no sabes cuánto he pensado en ti.

Casi me duele admitir en mi interior, que no he pensado tanto en ella como ella en mi, mi cabeza estaba en otra cosa, estaba en mi vida de cuento, o más bien en mi historia poco real.

Pero no sé lo digo, simplemente le sonrío y le abrazo con fuerza, al igual que ella a mí. No sólo tenía a los chicos, también la tengo a ella. Aunque realmente no sé si seguirá a mi lado cuando le cuente todo, todo incluido mi pasado.

— En todo este tiempo, he aprendido... He aprendido muchas cosas, y he cambiado Boo.

— Justo ahora iba a regañarte por llamarme por mi nombre. —dice con una ceja alzada. Me río.

Llevo años llamándola así. Ni si quiera es un apodo que buscáramos, o que venga de algo. Simplemente fue una noche que nos marcó. Una noche que salimos, fuimos a una discoteca, las dos íbamos como nunca habíamos estado, nunca habíamos bebido tanto.

Estábamos en tal punto, que el hijo del jefe de la discoteca, un chico que siempre estaba allí, vigilando, o bien con gente disfrutando, nos tuvo que llevar en su coche a casa de Lucy. Lo primero que  dijo el chico al dejarnos en casa de mi amiga fue: ¿Tu amiga se llamaba Boo, no?

Jefe de la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora