Capítulo 70.

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Y entramos en la tercer y última parte de la historia, ¿preparadas? Yo no.

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— He venido en cuanto Thiago me ha llamado, ¿estás bien? —dice Mia separándose de mi. Mira detrás de mi. — ¿Estáis todos bien? —pregunta con preocupación. 

— Si, nosotros si. —digo aún con una de mis manos en su hombro. 

— ¿Cómo que vosotros si? —pregunta confundida.

— Loren y Lucy están siendo atendidos. —dice Thiago.

— ¿Lucy?¿Cómo que está Lucy aquí? —Debe recordar a mi amiga por las veces que le hablé de ella cuando estuvimos encerradas. 

— Ella venía a quedarse en la cama conmigo, igual que Maison. —señalo con la mirada a mi amigo detrás de nosotras, y Mia se da la vuelta.

— Vaya, lo siento no te había visto. Soy Mia, la hermana de Thiago. —dice con una sonrisa. — Maison asiente y le devuelve la sonrisa. — Siento mucho que pasara todo eso, no os dejan tranquilos. —dice medio abrazándome.

— Solo espero que Lucy salga ilesa de esta.

— Es fuerte, saldrá de esta seguro. —dice Maison. 

— Eso espero. —digo yo dejándome hundir en el sofá.

— Por cierto, a ti tiene que verte alguien, estabas fatal cuando llegamos, no podías moverte. —dice Nicolas. Maldigo en bajo.

— No hace falta, estoy bien.

— ¿Lo estás? Entonces levántate o gira el cuello sin gemir de dolor. —dice Thiago a mis espaldas. Cierro los ojos en protesta. 

— Solo estoy mal del golpe, además, los dos enfermeros están ocupados.

— No, hay uno que no. —dice Matt.

— ¿Cómo? —pregunto mirándole evitando girar demasiado el cuello.

— Eso, que hay uno libre. Solo está en la sala de curas esperando.

— De veras que no hace... —me giro hacia Thiago, y el cuello me la juega dándome un dolor punzante que hace que me encoja, cosa que todos notan. 

— Id a por ese médico. —dice Maison. Mi propio amigo traicionándome. Lo miro mal, y el se encoje. 

Tal y como esperaba, Marc se levanta y se va de la habitación. Siguen hablando de cosas en las que no pongo atención, mientras no puedo pensar en otra cosa que no sea mi mejor amiga en la habitación de enfrente. 

A los pocos minutos, Marc aparece en la puerta, llamando a Thiago.

— Tenéis que salir los dos. —dice este. 

Thiago se acerca a mi, y me rodea la cintura con un brazo, sujetándome fuerte para evitarme los dolores que el simple andar me causa. Ambos salimos por la puerta, y Marc nos deja solos fuera con el enfermero. 

— ¿A quién debo analizar, señor? —pregunta este.

— A ella, no sabemos como calló, pero desde que se despertó apenas puede moverse.

— Si que puedo moverme. —digo mirándole. 

— En fin, necesito que la revise, subamos arriba. —dice mientras comienza a andar en dirección a la escalera. El hombre nos sigue. 

Una vez en la parte de abajo de las escaleras, Thiago me suelta para agacharse delante de mi y cogerme. 

— No hacia falta...

Jefe de la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora