Capítulo 39.

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— Dime que esto no es un sueño. —me dice al oído.

— Llevo rezando por que no lo sea un buen rato.

— Dios mío, Becca, pensaba que... pensaba que ya te había perdido. —dice a la vez que me abraza aún más fuerte.

— Lo siento... si no fuera por Tyler, no estaría aquí seguramente. 

Separa su cara de mi cuello, y hago lo mismo después de inhalar su olor, el que desgraciadamente casi había olvidado. Aún en el abrazo, me coge ambos lados de la cara, y me mira con detenimiento, sé exactamente los pensamientos que corren por su cabeza en este mismo instante al verme la cara amoratada, pero intento tranquilizarlo. Le coloco una mano en el lado derecho de su cara, y se la acaricio tranquilamente. 

No puedo evitar fijarme en las notables ojeras que se han asentado bajo sus ojos, dándome a entender que no ha dormido completamente nada.

— Deja eso para luego, ya te lo contaré todo, pero déjame ahora disfrutar de que estoy de vuelta. —le digo susurrando. 

Unos segundos después asiente, y cerrando los ojos, deja un beso en mi frente, luego me mira, y le doy otro, pero en los labios. 

— Lo siento demasiado Becca... tendría que haberte llevado conmigo, si no hubier...

— Deja de culparte Thiago, nada de esto es culpa tuya, ¿vale?

No dice nada, pero me vuelve a acercar a él, y me abraza con fuerza, yo cierro los ojos con fuerza, y dejo que lo haga disfrutando de la sensación que tanto había anhelado.

— Me vale con tenerte de nuevo aquí conmigo. 

— No quiero otra cosa que no sea esto. —digo a la vez que le dejo un beso en el cuello.

Cuando me separo de él, y me ayuda a colocarme a su lado, para esperar a que los chicos se acerquen para recibirme, Thiago mira hacia mis piernas con la mandíbula levemente apretada. 

— ¿Dónde coño estabas? —dice Eric acercándose el primero. Cuando llega delante mía, me rodea con los brazos con fuerza, y me levanta del suelo, abrazándome.

— Con que me has echado de menos, ¿no? —le digo cuando me suelta. Él me revuelve el pelo.

— Pues claro que si Bequita. —me responde sin poder aguantar una sonrisa.

— No sabes el susto que nos pegaste. —dice Chuck también, abrazándome. 

Luc y Nicolás me abrazan tan fuerte, que casi les aparto, quejándome. Thiago se da cuenta.

— ¿La barriga también? —me pregunta sin rastro alguno de felicidad, o nada parecido.

Yo le miro con ojos tristes, y veo como se frota las sienes, intentando evitar desnudarme en este mismo instante para verme las heridas, y luego asesinar al culpable.

Entonces, escucho como alguien carraspea, y veo a Loren aparecer por la puerta que da a la calle. Se coloca los brazos en las caderas, y me mira, tiene una cara casi tan cansada como la del chico que tengo al lado, cogiéndome.

— ¿Vas a venir o qué? Yo no puedo andar demasiado. —le digo con una sonrisa. Él resopla, y se acerca serio, pero en cuanto está delante mí, lucha por que no le salga una sonrisa. — Si no me das un abrazo, vas a tener que hacerme andar para que te lo de  yo.

Entonces, casi por sorpresa, se acerca a mí, y me rodea con su gran cuerpo, me lo esperaba tan poco, que no es hasta que lleva un par de segundos así, que le rodeo yo también con los brazos.

Cuando se separa, me mira divertido, y no puede aguantar más la sonrisa, a lo que yo también sonrío ampliamente.

— No me esperaba para nada que...

Jefe de la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora