Capitulo 69.

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La cabeza de va a reventar, y solo siento que el corazón me late en la jodida cabeza. 

El dolor es tanto que no logro abrir los ojos. Me duele todo, y poco a poco me doy cuento de que estoy en el suelo, tumbada. Intento con todas mis fuerzas levantarme, pero un dolor horrible me lo impide. Me quedo tumbada y me armo de valor para mover las manos hasta mi cabeza. Cuando lo consigo a duras penas, me aprieto con estas lo ojos, comprobando luego si tengo todo bien en la cara. No noto nada raro así que abro los ojos poco a poco. Estoy a metros de la puerta, no sé como he llegado tan lejos, pero me doy cuenta de que mitad de la casa está hecha pedazos, no queda rastro de mitad de la casa, solo escombros. 

El corazón me deja de latir cuando recuerdo que ha pasado, e intento buscar con la mirada a mis amigos. Solo puedo ver a Lucy, unos metros más delante mía. Intento girar el cuello hacia los lados, buscando a los tres chicos, pero es imposible, otro dolor me lo impide. 

Intento gritar el nombre de Lucy, pero apenas me sale un susurro. Ni si quiera se mueve, no da signos de que esté viva, y solo puedo asustarme el doble. No sé si estará viva o no, pero me duele el pecho y no sé si es de lo que causa el imaginarme que no esté bien, o el dolor del golpe. 

Me lleva dos minutos armarme de valor para intentar levantarme, y cuando intento sentarme con ayuda de los brazos, gimo y grito de dolor. No entiendo como algo puede doler tanto, pero cuando he conseguido sentarme, tengo algo más de visión. Thiago está a la izquierda de Lucy, a unos metros, pero lo demasiado lejos de mi para ver si está bien.

— Thiago. —digo algo más en alto que el primer intento de llamar a Lucy.

No se mueve tampoco. 

Reúno todas mis fuerzas, e intento ponerme de pie. Lo consigo, pero apenas cinco segundos después, vuelvo a caerme al suelo de rodillas. Grito ante el impacto. 

Echo a un lado el dolor, e intento hacer como que no duele tanto como estoy sintiendo. Aprovecho la postura en la que he caído, y me coloco a gatas gimiendo de dolor. El dolor que siento en ese momento no es nada comparado con el dolor que siento cuando comienzo a moverme en dirección a Lucy, tengo que comprobar que está bien, ver si puedo hacer algo. Mientras me muevo hasta ella poco a poco, distraigo mi mente rezando en todo lo que conozco para que mi amiga esté sana y salva.

Cuando llego a ella, me dejo caer a su lado, sentada. La inspecciono con la mirada de arriba a abajo, sin notar nada mal más que rasguños en la cara. 

— ¿Becca? —susurra una voz a mis espaldas.

Sin acordarme un mínimo del dolor, giro el cuello a toda prisa, lo que me arranca un grito de dolor, pero lo dejo en la posición a la que lo he movido. Loren está a unos metros más lejos que yo, y casi me cuesta verlo, está tumbado, pero se que la voz proviene de él.

— Loren... Loren, ¿Qué ha pasado? —pregunto.

— Ahora... ahora no es momento de hablar de eso... —se queja después de cada palabra como si le doliera hablar. — Tienes que... te voy a lanzar mi móvil, llama a alguno de los chicos, diles que... diles que vengan rápido, el que ha causado esto puede venir... en cualquier momento. Yo no puedo alcanzar el móvil Becca, no puedo moverme. 

— ¿Qué? ¿Qué te pasa?

— Ahora eso no importa, mi móvil esta a unos metros de mi, más cerca de ti. Tienes que cogerlo, yo... no puedo mover la pierna. 

— Está bien. 

Me muevo despacio intentando divisar el móvil, hasta que lo veo a unos metros de mi. Con dificultad me acerco a él, y cuando han pasado unos minutos que me parecen horas, llego hasta él. Lo cojo y compruebo que no está roto.

Jefe de la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora