Capítulo 41.

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Cuando bajamos, nos encontramos a los chicos en la cocina. Me sorprende ver que está la mesa llena de comida, que hace que me llegue el olor desde la puerta, los chicos no están comiendo. Al contrario, nos están esperando. 

Cuando caigo en lo que han preparado, me quedo en el marco de la puerta, sin poder evitar llevarme las manos a la boca, emocionada con el acto que han tenido.

Cuando me fijo mejor, hay comida de todo tipo, sobre todo, algunas de mis favoritas. Los chicos me miran sonrientes, mientras Thiago se queda a mi lado, mirando hacia la mesa, y después hacia mi.

— Creíamos que te merecías el mejor desayuno como bienvenida. No sabemos bien si has podido comer estos días, así que bueno, aquí tienes una pequeña bienvenida. —dice Luc, orgulloso.

— Chicos, no hacia falta. —digo acercándome, ahora sin las manos en la boca. — ¡Habéis comprado todo esto para... 

— Pues claro que sí, que menos. Teníamos que demostrarle a la única chica de la casa que nos alegramos más que nunca de tenerla de vuelta.

— Jo, muchísimas gracias, sois lo mejor enserio. —digo ya moviéndome con Thiago hacia los sitios que nos han dejado libres.

Pocas veces nos reunimos al completo para comer, ahora estamos todos, Luc, Marc, Nicolas, Marc, Eric, Chuck, y Loren. No puedo estar más feliz de estar con ellos de vuelta.

— Venga, que se nos va a juntar el desayuno con la comida al final. 

— Oh, ¿lleváis mucho esperando?

— No, realmente hemos acabado de prepararlo hará unos diez minutos, aunque mira la hora.

Como no tengo ni la más mínima idea de la hora que es, miro el reloj de la pared de la cocina, y veo que la agujas marcan las 12:45 del mediodía.

— Me parece a mí que hoy no comemos hasta las 4 o así. —dice Loren.

— Pues va a ser que si. —lo corroboro yo.

— Oye, oye, no os paséis con la hora, a las 3 está más que bien. —se queja Nicolas.

— Bueno, no es mi culpa que tu estómago sea un pozo sin fondo. —le digo yo.

Los chicos se ríen.

— Eso es mentira. —se defiende.

— Si, claro, todos aquí sabemos que en una hora vas a estar buscando de nuevo comida en la nevera. 

— Bueno, eso si es cierto.

Nos reímos, y con esto, empezamos a comer. 

Como tanto, que parece que no hubiera comido en meses, aunque es más culpa de los chicos por ponerme todas mis comidas favoritas en la cara. 

— Creo que Becca no ha comido demasiado, ¿sacamos más comida?

— Será broma. —dice Thiago.

Los demás se echan a reír, mientras yo no puedo hacer más que aguantar la risa con un trozo de donut en la boca. Cuando acabo, me cruzo de brazos, y me hago la enfadada.

— ¿Os estáis riendo de mi? 

— No, no, para nada. —dice Chuck. 

— Ah, si, claro. —digo sin poder evitar reírme, al ver hasta a Loren riéndose. — Si no queréis que me de algo, no me compréis todo esto, por Dios.

— Ya, ya, para la próxima ya lo sabemos. —dice Matt, entre risas.

Seguimos comiendo unos minutos más, hasta que Eric hablar  en mi dirección.

Jefe de la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora