Capítulo 24.

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Alguien pegando en la puerta hace que Eric y yo dejemos de hablar, y nos miremos, luego poso mis ojos en la puerta. La puerta se abre, y la cabeza de Marc se asoma por el hueco que ha abierto.

— Chicos, vamos a comer. —nos anuncia. 

— Vale. —digo asintiendo. Cierra la puerta, y yo me levanto con cuidado de no golpearme la cabeza con la cama de arriba de la litera en la que estoy, Eric hace lo mismo, y ambos nos levantamos. De repente al sentarse se queja. —Ten cuidado al incorporarte. 

— Si, doctora Mayer. —le dedico una cara de asco acompañada de una sonrisa, y le cojo del brazo para que se apoye en mí. 

A pesar de que no soy una buena persona en la que apoyarse, por que no tengo demasiada fuerza para coger a Eric, me coloco su brazo al rededor de mi cuello, y le ayudo a ir andando, para evitar que deje caer demasiada fuerza en el lado de la herida, y así hacerse daño. Salimos de la habitación, y luego del rellano, pasamos por el pasillo, y llegamos a la cocina, una vez allí, me doy cuenta de que está más llena que nunca. Están sentados alrededor de la mesa Loren, Thiago, Chuck, Marc, Nicolás, Luc, y Matt. Todos se giran, y ambos les sonreímos, todos nos devuelven la sonrisa, menos Thiago, que solo nos ha mirado al entrar y ha seguido mirando al plato. 

Llevo a Eric hasta su asiento, y me siento entre Loren y Thiago, al estar ya con el plato delante, y sentada, miro a Thiago, él me mira también, y le pregunto en bajo mientras todos hablan.

— ¿Cómo ha ido? —le pregunto mientras cojo una cucharada del plato.

— Bien. —me responde con una media sonrisa.

— ¿Y con esto? —digo colocando un dedo en su marca del cuello. Es gracioso por que anoche nos acostamos, y me ha hecho llegar al orgasmo dos veces, y aún me da cosa tocarle, como si fuera a mirarme mal, o como si estuviera mal.

— Pues me han dado por culo media hora por lo menos. Ya mismo te atacaran a ti, así que prepárate tú. 

— Lógicamente ya todos saben que son míos, ¿no? —Me mira poniendo los ojos en blanco.

— Eso es una estúpida y lógica pregunta. 

— Es cierto. 

Seguimos comiendo por un rato mientras charlamos, hasta que sacan la bomba que temía que sacaran.

— Bueno, señorita... —todos me miran lógicamente, teniendo en cuenta que soy la única señorita aquí. Miro a Eric.— Que sepas que no hemos pasado por alto esas marquitas ahora en el cuello de Thiago. 

— Ahora van conjuntados. —añade Nicolas. 

— Nunca pensé ver al jefe con eso en el cuello. —confiesa Luc.

— No, ni yo. —dice Thiago. Todos ríen y yo me tapo la cara con ambas manos.

Que pesados.

— No pasas nunca nada por alto, Eric. —le digo a Eric. 

— Lo sé, no se me escapa nada. 

— Ayer se te escapo la bala hermano. —dice Chuck.

— Serás cabrón. —le insulta Eric a la vez que se intenta abalanzar hacia él. 

— ¡Eric! Acaso se te ha olvidado la herida que tienes o qué. —le advierto casi cabreada. No tiene nada de cuidado ni consigo mismo.

— Pues claro, hazle caso a la doctora Becca. —le molesta Chuck de nuevo.

— Idiota. —le ataca él.

Todos nos callamos cuando un móvil comienza a sonar, cuando me doy cuenta de donde proviene, miro a Thiago, él se centra en el móvil, y al desbloquear la pantalla, le cambia la cara, a no sé ciertamente que expresión, algo como sorpresa, y molestia. Se levanta del asiento, y se va de la cocina, solo logro escuchar un "que quieres" a lo lejos. 

Jefe de la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora