Capítulo 22

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¿Cuándo pensabas decirme que ella iba a renunciar?

Ante la pregunta de Robin, la mente se me puso en blanco. ¿Qué se supone que debía responder a eso si ni siquiera tenía idea qué le había dicho Elise? Ni siquiera sabía que ella hablaría con Robin, maldita sea.

¡Nessa, eres una estúpida!

Si tan solo hubiera sacado la cabeza de abajo de la tierra y hubiese tenido los ovarios para hablar con Elise antes, nada de esto habría ocurrido. Pero había hecho todo mal. No solo por esto, si no porque además me había alejado de ella deliberadamente. Por cobarde.

—Así que ya hablaron... —Traté, por todos los medios, de mostrarme calmada a pesar de los latidos de mi corazón que se habían acelerado levemente.

Robin suspiró y finalmente tomó asiento. En respuesta a su distensión, reflejé sus movimientos.

—Sí... —Robin peinó su cabello corto hacia atrás, claramente aún intentando asumir la noticia que Elise acababa de arrojarle—. Será una gran pérdida para la compañía. ¿Cómo no viniste a hablar conmigo, Nessa?

—¿Crees que si hubieras sabido hace unos días atrás habrías podido convencer a Elise de quedarse?

—Por lo que me dijo, no. Pero podíamos haberte convencido a ti.

—¿Como directora de Diseño? —Robin me honraba con sus palabras y con su interés en que continúe mi camino junto a ellos. Sonreí en agradecimiento—. Robin, sabes que jamás podría ocupar esa posición, ni siquiera es mi área de especialización.

Ella se encogió de hombros—. Es posible que Diseño se reestructure, incluso que desaparezca si Marcus decide vender.

Inmediatamente, recordé lo que Elise me había dicho meses atrás, pero también escuché lo que Robin me decía y más preguntas se formaban en mi cabeza. ¿Cómo demonios había sabido Elise aquello? ¿Y es que acaso Robin estaba demente? ¿Querían promover a Elise sabiendo que el equipo podía dejar de existir? Todo lo que me decía era como un manotazo de ahogado.

—¿Marcus venderá? ¿Y qué pensaban hacer con Elise si el área desaparecía? ¿Despedirla? —Me costaba creer que todo fuera tan improvisado.

—Pues, si aparece la persona ideal, sí. Venderá. —Robin se reclinó en su silla y me dirigió una mirada cansada—. Y respecto a tu otra pregunta, en mi ideal Elise habría tenido a cargo Diseño y Producto. Pero como estaban las cosas...

—Olivia fue siempre su prioridad —terminé por ella. Realmente Robin no lo entendía, o quizás tenía otras preocupaciones como para pensar en las ajenas.

—¿No considerarías una posición de gestión? Realmente me apena que no tomes la oportunidad de poder desarrollarte con nosotros.

—Robin, siempre supiste que mi lugar aquí sería temporal —le recordé. Ahora entendía de dónde venía la molestia de Elise ante tantas insistencias. Robín tenía una forma que ahora reconocía como pasiva-agresiva y que no me agradaba demasiado—. Y yo siempre quise que así fuera.

Ella asintió y, aunque intentó no mostrar su decepción, pude verla claramente torciendo las esquinas de su boca.

—Habría sido bueno saber esto antes, para prepararnos. Sabes bien que esto también era parte de tus responsabilidades con el trabajo.

—Si te refieres a la salida de Elise, te aseguro que una semana no habría hecho la diferencia para ustedes. Y por otro lado, esta era una decisión de Elise y ella era quien debía comunicarla, no yo —repetí, sintiéndome algo cansada. Esta conversación ya se estaba volviendo circular—. Pero si te refieres a mi decisión, me extraña que estés sorprendida. Nuestras expectativas fueron claras desde el principio, aquí nadie engañó a nadie.

La distancia entre nosotras ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora