Te quiero.
Le dijiste "te quiero".
Habían pasado poco más de dos semanas desde aquella noche y todavía no podía salir de mi asombro.
Me daba cuenta de que quizás había sido demasiado, que quizás me había dejado llevar por mis impulsos. Después de todo, Elise y yo solo nos conocíamos hacía menos de siete meses y estábamos juntas hacía, ¿que? ¿Un mes? ¿Dos? Lo pensaba ahora, más tranquila días después, y me parecía una completa locura y sentía mis mejillas entibiarse con el recuerdo.
Sin embargo, sus palabras resonaban en mi cabeza y todo aquello desaparecía.
"Yo también te quiero, cachorra."
Una enorme sonrisa se abrió paso en mis labios al mismo tiempo que un dulce calor apareció en mi abdomen.
Ella me quería.
A pesar de todo aquello que mi mente me señalaba como irracional y apresurado, saber que ella también sentía lo mismo que yo me llenaba de una alegría inmensa; me hacía sentir que quizás no estaba tan loca, que quizás esto era normal.
No obstante, más allá de eso, trataba de no hacerme demasiadas ilusiones pues realmente no tenía idea de cómo resultaría todo una vez que me marchara de Erie. Desde luego, habíamos hablado de continuar viéndonos, pero tenía que ser realista y entender que eso podía suceder no tan frecuentemente como me esperaba o como quería.
Elise tenía una vida, una hija, un nuevo proyecto. Y yo tendría un empleo, un nuevo propósito.
Las relaciones a distancia no siempre terminaban bien.
Pero yo no quería pensar en ello.
Realmente no quería preocuparme por lo que sucedería o por lo que no sucedería.
Solo quería disfrutar del hoy. Del trayecto de la oficina a la casa de Eli después de un largo día en la oficina; del aroma a cuero del interior del auto mientras conducía por las tranquilas calles de Erie sabiendo que ella me estaría esperando con un café; del tierno beso que ella dejaba en mis labios al recibirme, justo antes de que Olivia se uniera a nosotras.
Quería repetir cada instante con ella y, en cada momento, encontrar algo nuevo que me ayude a recordar sus suaves caricias; su risa grave, ahogada sobre la almohada cuando antes de irnos a dormir le decía algo gracioso; o las preguntas aleatorias que me hacía cuando apagábamos la luz y solo escuchábamos nuestra respiración.
Si tuvieras que comer una comida por el resto de tu vida, ¿cuál sería?
¿Navidad o Halloween?
¿Prefieres a Fred Astaire o a Gene Kelly?
Si pudieras tener superpoder, ¿elegirías ser invisible o volar?
Disfrutaba cada uno de esos instantes como si fueran los últimos y más ahora que Elise ya había desocupado su escritorio en Zoomers. Todo parecía tan fácil, tan sencillo.
Aunque debía admitir que era extraño no verla recorriendo los pasillos del piso, no toparme con ella en la pequeña cocina, o compartir alguna reunión y discutir sobre el tema que nos convocaba. Sin embargo, me di cuenta de que yo no era la única que se sentía así con su ausencia.
Robin, muy a mi pesar, no estaba disfrutando del trabajo extra que significaba no tener a una de sus empleadas de mayor confianza junto a ella. Ni qué hablar del equipo, que muchas veces pedía mi ayuda para hacer gestión de tiempo y priorizaciones cuando Robin no tenía agenda disponible para asistirlos.
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La distancia entre nosotras ©
RomanceIncapaz de soportar el dolor de su corazón roto, Vanessa decide aceptar un empleo en la remota ciudad de Erie, Pennsylvania, donde espera recuperarse de los estragos emocionales producto de su fallida relación con Amanda. Pero sus esperanzas de no v...