Desde niños, Yoongi siempre lo cuidó y protegió de todo, así que cuando este le confiesa sus gustos, Jungkook decide compensarle tantos años de protección, volviéndose su guardaespaldas personal
-Si alguien le pone un puto dedo encima, se lo rompo...
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Estaban ambos en la cama de Yoongi, acostados uno frente a otro, solo con la luz del televisor en silencio alumbrando el cuarto. Jugaban con sus dedos y acariciaban los anillos con expresión de amor y ternura impresionante.
-Bebé- Murmuró Jungkook haciendo a Yoongi alzar la mirada. -¿Puedo besarte?-
Yoongi parpadeó incrédulo. Jungkook se refería a un beso en los labios, estababa más que claro, nunca había permiso para besarlo en otro lado.
-¿Por qué?- Susurró con un hilo de voz.
-Quiero volver a sentite cerca- Respondió.
Ya lo habían hecho, más de una vez. Para Jungkook no significaba nada romántico o sexual, lo veía como un abrazo o una caricia nada más. Pero a Yoongi lo enloquecía. Le costaba horrores ponerse en la misma sintonía que el azabache y solo podía justificarse por su orientación sexual.
Sin embargo, le había prometido a Jungkook ser sincero con sus límites y no tenía muy en claro sobre lo que pasaba por su mente al besarlo. Así que pensó que antes de negarse, debía saber a lo que se enfrentaba.
Asintió en silencio.
Jungkook llevó su diestra a su mejilla y se inclinó hacia adelante, juntando sus labios en un suave y lento beso. No se sentía superficial, pero tampoco hubo lengua o jadeos. Ers realmente algo enocional.
Pudo salir de su entorno de problemas y sentir eso que Jungkook buscaba al besarlo. Esa sensación de estar cerca de alguien, de sentirlo parte tuya y de poder cerrar los ojos y sentir tu corazón calentarse de amor.
No hubo gemidos ni excitación, solo se separaron con un suspiro y pegaron sus frentes sonrojados y agitados.
-Jamás quiero perderte- Murmuró Yoongi.
-No lo harás-
6/6
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