Desde niños, Yoongi siempre lo cuidó y protegió de todo, así que cuando este le confiesa sus gustos, Jungkook decide compensarle tantos años de protección, volviéndose su guardaespaldas personal
-Si alguien le pone un puto dedo encima, se lo rompo...
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-¡Jungkook, deja eso!- Gritó Yoongi golpeando la puerta de su baño.
-¡¿Por qué? ¿Qué es?!- Preguntó desde adentro, dejando las cosas en su lugar.
-Son...- Dijo abriendo la puerta sin ver para dejar de gritar. -Son consoladores-
Jungkook abrió los ojos de par en par, viendo la puerta volver a cerrarse y sintiendo su corazón golpear rápido dentro de su pecho.
Instintivamente se lavó las manos con agua y mucho jabón, pero luego se dió cuenta que era estúpido suponer que Yoongi no había lavado los juguetes previo a guardarlos.