Desde niños, Yoongi siempre lo cuidó y protegió de todo, así que cuando este le confiesa sus gustos, Jungkook decide compensarle tantos años de protección, volviéndose su guardaespaldas personal
-Si alguien le pone un puto dedo encima, se lo rompo...
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-Bebé- Dijo Jungkook jalando sin fuerza la cintura del menor que se mantenía fijo por los puños en el cabezal de su cama.
-No estoy listo para lidear con esto, Kook- Jadeó sintiendo su cuerpo perder el contacto con sus sábanas.
Jungkook soltó un suspiro y lo dejó en la cama, apoyando su rostro en la espalda ajena y adentrando las manos bajo sus shorts para acariciar su piel.
-Yoon- Susurró besando la curba de su espalda, justo por donde la camiseta acababa. -Tienes algo que miles de chicos quisieran tener- Murmuró respirando sobre su piel. -No dejes que el miedo te haga perder una increible oportunidad-
Yoongi guardó silencio, sintiendo como los dedos de Jungkook rozaban sus boxers por debajo de su sus pantalones, haciéndolo suspirar y asentir, soltando los barrotes de su cama para verlo sobre su hombro.
-Prometeme que todo saldrá bien- Susurró haciéndolo sentarse a su lado.
-Te prometo que si no lo hace, me encargaré de que lo paguen-
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-¿Sabes que yo también tengo licencia, verdad?- Preguntó Yoongi viendo de reojo a su mejor amigo conduciendo tranquilo.
-Lo sé- Asintió sin mirarlo.
-Y que es el auto de mi padre y yo debería estar conduciendo- Dijo a modo de pregunta.
-Pero estás demasiado nervioso- Soltó obvio Jungkook. - Y no te dejaré al volante así-
-Eso es cruel- Soltó haciendo un puchero.
Jungkook rió y puso el freno en un semáforo, inclinandose sobre Yoongi para besar su mejilla con cariño haciendolo sonrojarse.
-A la vuelta, conduces tu- Susurró antes de volver a su asiento.
Min intentó mantener una expresión ofendida, pero era difícil fingir enojo luego de un beso de Jungkook, y acabó sonriendo.
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