Desde niños, Yoongi siempre lo cuidó y protegió de todo, así que cuando este le confiesa sus gustos, Jungkook decide compensarle tantos años de protección, volviéndose su guardaespaldas personal
-Si alguien le pone un puto dedo encima, se lo rompo...
Yoongi se vio al espejo con atención y cuidado. Tenía el vestido floreado, el brasier relleno abajo, unas bragas que hacían juego y apretaban su miembro lo suficiente para que no se note entre los pliegues, y la peluca larga hasta casi la cintura.
Jungkook lo veía desde atrás, apoyado en el escritorio con los brazos cruzados sobre su pecho hasta que su mirada se cruzó con la de Yoongi.
-Dime la verdad- Susurró viéndolo por el reflejo. -¿Qué opinas?-
Jungkook soltó un largo suspiro.
Una cosa es ver a Yoongi modelando con faldas y vestidos, y otra muy diferente era hablar seriamente de ello.
-Creo que te ves realmente como eres- Dijo con voz baja. -No recuerdo haberte visto cohibido desde que comenzaste a vestirte como te gusta, pero pareces más relajado-
Yoongi regresó su vista a sus piernas. Tan blancas y finas. No las veían muy a menudo bajo los pantalones. Ni siquiera salía muy seguido usando shorts.
-¿Y crees que me veo bien?- Preguntó sin verlo.
Jungkook soltó un pesado suspiro antes de acercarse a él y poner sus manos en su cintura. Tragó duro viendo lo pequeña y fina que se veía por el corte del vestido y acarició la zona hasta llegar a su cadera y volver.
-Como hombre, siempre te verás hermoso- Dijo apoyando su barbilla en su hombro. -Como mujer, hasta yo caería a tus pies-
Yoongi alzó lentamente las comisuras de sus labios en una suave sonrisa mientras los brazos ajenos rodeaban su cuerpo en un tierno abrazo.
-Pero hay que cortar esa peluca- Soltó Jungkook haciéndolo abrir los ojos sorprendido. -No tiene forma, hay que darle estilo-
-Mi madre estará muy feliz de ayudar- Soltó riendo y dándole la razón, haciendo que se separae palmeando su cadera.
-Bajemos entonces-
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Yoongi se detuvo a mitad de las escaleras cuando oyó la voz de sus padres, haciendo a Jungkook detenerse y voltearse unos escalones más abajo.
-Bebé- Llamó al verlo estático, jalando su vestido para intentar cubirse.
Jungkook le tendió la mano y le regaló una suave sonrisa que hizo que el corazón de Yoongi se calentara al instante.
Tomó la mano del mayor y bajarom juntos las escaleras, asomandose a la cocina pese al nerviosismo del castaño. Apretó con fuerza la mano ajena cuando sus padres se voltearon a verlos sorprendidos y algo anonadados.
-¿Me ayudas con esto, mamá?- Preguntó tocando la peluca sonrojado a más no poder.
La señora Min sonrió enternecida y asintió, palmeando una silla para que su hijo tome asiento frente a ella.
