ix. all too well

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Washington DC
Abril, 2014








—And you call me up again just to break me like a promise —cantaba Odile por lo bajo mientras se cocinaba unos pancakes en la cocina de Sam—

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—And you call me up again just to break me like a promise —cantaba Odile por lo bajo mientras se cocinaba unos pancakes en la cocina de Sam—. So casually cruel in the name of being honest...

—¿Es impresión mía o estás feliz?

Odile se giró para encontrarse a Steve de brazos cruzados recostado al umbral de la cocina. Se había cambiado de ropa y parecía un poco más tranquilo que antes. Había una energía positiva en aquella casa, algo que transmitía un sentimiento de seguridad, y eso podía verse reflejado en las actitudes de todos.

—No lo llamaría felicidad, pero no voy a negarte que me pone de buen humor no tener que escapar de la ley por un rato —respondió ella y señaló la comida que tenía frente suyo—. ¿Quieres?

—Seguro —aceptó Steve para luego volver en lo que había dicho anteriormente—. Estás cantando y cocinando, debe ser lo más feliz que te he visto en los últimos... ¿cuatro días?

—¿Ya hace tanto desde que te dejé en ridiculo con las esposas en ese barco? —preguntó ella riendo ante el recuerdo. El truco de las esposas era de sus favoritos y Steve había caído como los mejores.

—Había olvidado que eso sucedió. Parece que fue hace una vida atrás.

—En una vida en la que éramos enemigos mortales y no... —Odile se detuvo a mitad de su frase para voltear un panqueque en el aire—. Lo que sea que seamos ahora.

—¿Aliados? —ofreció Steve.

—¿Amigos? —se animó a decir Odile.

—Amigos.

La francesa terminó de apilar la decena de panqueques que acababa de cocinar en un tonto impulso causado por su ansiedad y lo dejó sobre la encimera, para luego tomar el de más arriba, bañarlo en jarabe y comérselo.

Parecía una embarazada con antojos.

Steve la imitó e hizo una mueca cuando tomó el primer trozo, pero nunca dijo si era porque le habían gustado o porque los encontraba asquerosos. Odile prefería que mantuviera la boca cerrada. Él lo había dicho, estaba de buen humor, no necesitaba que se lo arruinara al recordarle lo pésima que era cocinando.

Supuso que fue por eso que no dijo absolutamente nada. O bueno, quizás tenía demasiada hambre y estaba dispuesto a comer cualquier cosa. Ambas eran razones válidas.

—¿Puedo hacerte una pregunta quizás que un poco bastante personal?

—Como habrás adivinado, no tengo nada de mi vida que quiera ocultarte, así que pregunta —dijo Odile encogiéndose de hombros.

—Sé por tu archivo que estuviste años desaparecida en algo que estaba descrito como un Internado, así como también sé que fue allí que conseguiste tus poderes pero...

✓  RENDEZVOUS ━ steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora