xxxii. sam can't move his seat

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Berlín
Agosto, 2016



Había una sola persona en el mundo con quien Odile no podía usar su privilegio de embarazada para conseguir lo que quería y ese era su queridísimo amigo del alma, Sam Wilson

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Había una sola persona en el mundo con quien Odile no podía usar su privilegio de embarazada para conseguir lo que quería y ese era su queridísimo amigo del alma, Sam Wilson.

El hombre parecía quererla mucho la mayor parte del tiempo, pero cuando el momento de hacer un pequeño viaje en auto llegaba y tocaba escoger los lugares, él había tomado el asiento del acompañante más rápido de lo que nadie más pudo razonar, y no hubo palabra que Odile pudiera decir para hacerlo cambiar de opinión, siquiera cuando intentó hacerlo sentir mal por relegar a una embarazada al asiento trasero para que estuviera apretujada entre otras dos personas.

Por lo que allí estaba Odile, de lo más incómoda sentada entre James y Bonnie, con ganas de cometer asesinato al hombre que ocupaba el asiento de adelante, mientras esperaban a que Steve recuperara su escudo y las alas de Sam que muy amablemente Sharon Carter y Lily Hanks les habían conseguido devolver.

Tras un momento de analizar la situación, James decidió bajar, lo que dejó a Odile con un poco de espacio para sentarse cómoda. Bueno, si no fuera porque Sam había decidido dejar su asiento en una posición que hacía imposible estirar las piernas.

—¿Puedes mover tu asiento, Samuel? —preguntó Odile.

—No —respondió mirando a su amiga por el retrovisor con una sonrisa divertida.

Odile se inclinó hacia adelante, apoyó su mentón sobre el respaldo para quedar muy cerca del oído izquierdo de Sam y murmuró, con la voz más amenazadora posible:

—Recuerda que me ganaba la vida matando gente, puedo hacer que dejes de respirar antes de que sepas lo que te está pasando.

A pesar de saber que Odile sería incapaz de lastimarlo, la amenaza surgió efecto y movió su asiento un par de centímetros hacia adelante, dejándole espacio para no sentirse tan apretujada.

—Gracias por tu consideración.

Al cambiar su atención a lo que seguía sucediendo entre las agentes de la CIA y los dos supersoldados, notó que Steve estaba regresando con sus pertenencias, que Sharon Carter había desaparecido y que los otros dos... bueno, los otros dos estaban besándose.

¿Cómo terminaba una agente de la CIA y un ex asesino de Hydra besándose? Esa si que era una historia que Odile se moría por conocer. Cuando todo el problema en que estaban metidos se terminara, se aseguraría de entablar amistad con James y sacarle toda la información del tema.

Cuando James regresó al coche fue recibido con miradas inquisitivas de todos los presentes. Él solo se encogió de hombros y pretendió ignorarlos por el resto de la media hora que les llevó llegar desde aquel sospechoso punto de encuentro al aeropuerto alemán.

Allí, el pequeño grupo bajó para recibir a sus recién llegados aliados en una van blanca. De las puertas de adelante surgieron Clint y Wanda, y desde la trasera bajó Maya.

✓  RENDEZVOUS ━ steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora