lii. legacy

367 23 79
                                    

Nueva York
Octubre 2023



Nueva YorkOctubre 2023

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





—«Legado. ¿Qué es un legado? Es plantar semillas en un jardín que nunca veremos crecer».

Así comenzaba el discurso de Odile. Lo había escrito y reescrito miles de veces, había llorado con cada palabra que agregaba y protestado cada vez que se trancaba, incapaz de poder plasmar en papel lo que sentía.

Ahora estaba parada frente a un pequeño pero importante público, sosteniéndose del estrado para darse las fuerzas que no tenía, tratando de no mirar a nadie en particular de toda la concurrencia de amigos y allegados que se habían acercado a darle su último adiós a Maya Rinaldi.

—Esa es una frase de un musical al que May me llevó a ver hace años —continuó diciendo, acompañándose de una sonrisa nostálgica cuando los felices recuerdos de la noche en Broadway junto a su hermana la abrumaron. Carraspeó y continuó hablando—. Nosotros creamos este legado, peleamos por él, lo moldeamos, lo cuidamos, pero al final del día nunca lograremos verlo completo... Aunque me gustaría pensar que ella sí puede. Sé que está en algún lugar en estos momentos, viéndonos, sabiendo que su legado sigue en pie, luchando por lo que ella representaba.

Odile hizo una pausa para respirar profundamente y hacer las lágrimas a un lado. Ya había llorado lo suficiente, no entendía cómo seguía teniendo lágrimas que derramar.

Miró a Steve en el público, adelante de todos, con sus ojos cristalizados. Odile no había sido la única de los dos que perdió una hermana de corazón aquel día y sabía que ese era un momento demasiado difícil para él también.

Aún con su brazo izquierdo inmovilizado por un cabestrillo —tras casi ser arrancado por Thanos—, el rubio se las arreglaba para sostener a Tyler y Sarah, quienes dormían plácidamente con sus cabezas sobre cada uno de los hombros de su padre. Esa imagen fue toda la fuerza que Odile necesitó para seguir hablando.

—Si en algún momento tuvieron la oportunidad de conocerla, que asumo que la mayoría de ustedes la tuvo, sabrán lo increíble y cariñosa que era, lo feroz, valiente y fuerte que fue. Ese es su legado. Era una humana luchando codo a codo con dioses y ni una sola vez se alejó de una batalla, por más dura y difícil que esta fuera. Ese es su legado. Dio su vida para que nosotros podamos estar aquí hoy... —la voz de Odile flaqueó e intentó apartar la tristeza sacudiendo su cabeza y así poder continuar con lo que tenía preparado—. Ese es su legado... Entonces hagamos algo con él. Demostrémosle, esté donde esté, que plantó un legado de sólidas raíces que crecerá alto y fuerte por generaciones por venir.

Odile miró al cielo. Estaba despejado, ni una sola nube opacaba el brillante sol que los cubría esa mañana y les daba el calor que necesitaban en aquel frío día otoñal.

Nunca había creído en ninguna religión, siempre se dijo que, si existía un Dios, este jamás la hubiera dejado pasar por las cosas que pasó en su juventud, jamás la hubiera dejado sufrir a manos de los Ruskov. Pero sí le gustaba creer en la posibilidad de un más allá, de un pacífico lugar en el que descansar después de una larga vida.

✓  RENDEZVOUS ━ steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora