xi. killer queens

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Washington DC
Abril, 2014








Odile era consciente de que parecía una completa psicopata ante los ojos de quien fuera que la viera

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Odile era consciente de que parecía una completa psicopata ante los ojos de quien fuera que la viera. Tenía el pecho y la cara manchada con sangre y un cinturón ajustándole una herida de bala sobre sus costillas y, por si eso no fuera poco, caminaba en círculos.

Pero no era momento alguno de preocuparse por cómo se veía mientras la gente que quería estaba en peligro.

El problema era que no tenía la menor idea de por dónde comenzar a buscar a Maya y Bonnie. Suponía que seguían donde las había dejado, era lo que más sentido le hacía en esos momentos.

Quizás podía usar el mismo mecanismo que había usado para bajar minutos antes, pero no contaba con las fuerzas suficientes para subirse a sí misma por una cuerda. Lo más probable era que se desgarraría al forzarse tanto y, al final, no podría salvar a nadie. Siquiera a ella misma.

Tenía que pensar rápido en otra solución.

Caminó de un lado a otro en busca de algo que le fuera de ayuda para subir y estuvo a punto de treparse a la cabina de un camión para alcanzar el puente, pero la asesina que HYDRA había enviado tras ellas apareció en su campo de vista y le arruinó los planes.

Ahora, estando frente a ella sin otras distracciones, Odile la vio mejor. Tenía media cara cubierta al igual que el Soldado del Invierno y apenas era posible verle sus ojos verdes bajo sus cabellos rubios enmarañados, los cuales le daban un aspecto bastante temeroso.

Odile tragó saliva y se preparó para pelear a pesar de que era consciente de que tenía todas las de perder. No estaba en las condiciones físicas necesarias para poder mantenerse en pie por mucho tiempo más, menos todavía para poder pelear y salir victoriosa.

Para su suerte -si es que se le podía decir así-, Bonnie y Maya no tardaron en aparecer. La mayor sangraba por una herida de bala en su pierna y la menor parecía estar dispuesta a seguir peleando por el resto del día.

Las tres se dieron miradas comprensivas y no hizo falta que dijeran palabra alguna, sabían cómo seguiría aquello.

Bonnie fue la primera en lanzarse sobre la asesina, acertando algunos golpes y recurriendo a su pyrokinesis en cierto punto de la pelea. El fuego que emanó de sus manos fue suficiente para reducir a cenizas el molesto tapabocas negro que mantenía a su rival callada, presa, controlada.

Cuando la rubia se dio media vuelta para vengarse de Bonnie por lo que acababa de hacer, las tres hermanas contuvieron el aliento, demasiado atónitas como para hacer algo.

Pues bajo la máscara se encontraba Alexandra Morgan, Alex para quienes la conocían. Alex había sido una de las chicas en las que los Ruskov habían experimentado y Odile no recordaba qué poderes había recibido, pero debieron de ser lo suficientemente valiosos para que terminara en manos de HYDRA.

✓  RENDEZVOUS ━ steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora