xvii. wicked witch of eastern europe

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Costa africana
Mayo 2015








Odile no estaba muy segura de cómo había terminado piloteando el quinjet en el que viajaban todos los Vengadores y un puñado de sus hermanas, pero tampoco que se quejara

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Odile no estaba muy segura de cómo había terminado piloteando el quinjet en el que viajaban todos los Vengadores y un puñado de sus hermanas, pero tampoco que se quejara. La vista del cielo frente a ella era estupenda y la hacía olvidar que estaba metida en una diminuta jaula de metal, lo cual era genial, porque de otra forma comenzaría a entrar en pánico.

El asiento a su lado que estuvo vacío por gran parte del tiempo fue ocupado por Tony Stark, quien le ofreció una bolsa de frutos secos que Odile no tardó en aceptar.

—¿Dónde aprendió la novia del Capi a volar?

—Con un piloto que conocí hace unos años durante un trabajo —le explicó ella vagamente y tomó otra almendra—. Y para que conste, no soy la novia de nadie.

—Tomé bastante anoche pero estoy muy seguro de lo que vi. Cosa que no creí que vería nunca en mi vida.

—¿Tanto te sorprende ver a uno de tus compañeros de trabajo besarse con alguien?

—No, pero me sorprende que el Capi sí lo haga, creí que esperaría al matrimonio —dijo Stark y Odile no pudo evitar reírse—. Y dime, ¿cómo es en la cama?

La francesa puso los ojos en blanco al oírlo y le robó la bolsa entera de frutos secos.

—Si no nos hubieras interrumpido anoche quizás podría contestarte eso. ¿Para qué quieres saberlo, de todas formas? ¿Quieres acostarte con él?

—Solo era por curiosidad —se explicó él—. Además, tengo novia.

—Felicitaciones —ironizó ella.

Odile miró el mapa radar a su lado e identificó el continente bajo sus pies, por lo que comenzó a descender lentamente.

En cierta forma lo que le había dicho a Tony era cierto: un piloto le había enseñado a volar durante un trabajo. Lo que había fallado en mencionar era que dicho trabajo era en realidad su primer y último intento frustrado de escapar del convenio para el cual trabajaba, y que el piloto había muerto antes de poder enseñarle cómo aterrizar.

El lado positivo era que Odile aprendió por su cuenta a hacerlo para salvar su vida, el negativo era que no recordaba con exactitud qué cosas había tocado para llegar a tierra firme sana y salva.

—¿Stark?

—¿Batroc?

—¿Te importaría aterrizar? —consultó ella con una sonrisa inocente en su rostro—. Si fuera yo sola lo intentaría, pero no quiero matarlos a todos.

—Creí que dijiste que sabías volar —la criticó él a medida que cambiaba los controles para su lado.

—Sé volar, no sé llevarnos a tierra, son dos cosas distintas.

✓  RENDEZVOUS ━ steve rogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora