El Mago

371 33 100
                                    

Descendieron por la escalera de incendios, uno por uno y con el debido cuidado de no poner un pie en donde no deberían, si no quisieran lastimarse de alguna forma. Los chicos hicieron un acto de caballerosidad ante las niñas y las ayudaron a bajar, producto de no solo la educación si no la interacción con la que han sido instruidos desde nacimiento, solo Six fue la que trató de oponerse a esto. Sus pequeños pies zapatearon en el cemento y chapotearon en los charcos de agua estancada del callejón, al final de este la gente se había disipado, se amontonaban en la calle principal y se movían como un océano de ciudadanos.

En busca de algún sitio en donde poder quedarse, RG se asomó a la calle principal, miró a la derecha y solo vio gente, gente y más gente haciendo ruidos angustiantes, miró a la izquierda y vio varios establecimientos vacíos, pero también cerrados por sus respectivos dueños, como si tuvieran el temor o la precaución de cerrar todo antes de que alguien se le pasara por la cabeza el robarles. Seven miró como Six se aventuraba más al fondo del callejón, si bien venían de ahí, la niña tomó una ruta sin explorar para ellos, un arco de ladrillos que contrastaba con toda la arquitectura urbana y grisácea de la ciudad; Mono fue en su búsqueda, chistándole y susurrándole en caso de haber algún peligro. Seven advirtió a RG de esto y después fueron tras de los chicos.

Sin más remedio se adentraron en esa zona de la ciudad, parecía descuidada pero no había basura, como mínimo algunas ratas, pero parecía más abandonado que que otra cosa, no sirviendo de vertedero, refugio o si quiera un patio de juegos, solo... nada. Seven estaba desconfiado, sabía muy bien lo que podía pasar en zonas como estas, es irónico incluso que siendo de las ciudades más seguras que conozcan, por no decir de las únicas, todos los ciudadanos estén desconfiados unos de otros, como si olvidaran quienes eran los rostros de sus vecinos y amigos y los reemplazaran con peligros en potencia. Las fuerzas policiacas de la ciudad eran buenas pero su influencia, así como la de los incontables cableados que se extendían desde la emisora y la señal proveniente de la antena en la punta más alta del edificio. Era como si, lentamente, la ciudad se hubiera tornado más y más oscura, muchos adultos perdiendo las ganas de vivir, los jóvenes regresando del infierno y los niños, como lo experimentó Seven, Mono y Six, decantándose por una vida fuera del yugo de los adultos pero cayendo en conductas que se podrían llamar como "tribales" ¿Realmente les funcionaba?

Los chicos rápidamente alcanzaron a Six, los cuatro se mantuvieron juntos y no se separaron, tenían miedo pero no lo demostraban abiertamente, atentas miradas se cernían sobre ellos, los pájaros negros que revoloteaban en los edificios jamás habían visto a niños como estos en esta parte de la ciudad pero por fortuna no se quedarían a observarlos. Mientras el sol descendía y los edificios cubrían la poca luz que se escurría entre los muros de concreto, la naturaleza del sitio comenzó a desvelarse como una desolada vecindad, mientras que los rayos del sol se oscurecían y las sombras se manifestaban al rededor de los muchachos, una presencia antinatural les captó la atención.

Entre la oscuridad, luces verdes, azules y rojas, artificiales, destellaban con suavidad desde una de las casas, esta a diferencia del resto no parecía estar abandonada.

-Vámonos- susurró RG -vámonos, por favor.

Pero su propuesta fue ignorada.

De todos, fue Mono quien dio el primer paso, quien con mano alzada y paso lento se encaminaba hacia la puerta de la casa, Six trató de detenerle pero este no hizo caso, ella había provocado esto y ahora tenía que abstenerse de las consecuencias. Seven compartía las mismas inquietudes de RG pero estaba un tanto más confiado, pues se sentía protegido con Mono y Six cerca, sin embargo, tampoco podía quitarse de la cabeza que quizás no estén lidiando con un montón de niños.

Mono tocó la puerta que sorprendentemente se abrió, no tenía seguro puesto y la cerradura lucía forzada, desgastada con el tiempo y hasta oxidada ¿Por qué? No había una concreta razón de determinarlo, quizá el dueño de la misma no sea el original, quizá alguien trató de meterse a la fuerza o quizá fue un descuido de alguien que olvidó las llaves dentro y de la furia contenida rompió la puerta a embestidas.

Little Nightmares School AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora