Carta de Despedida

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-¿Y ahora que hacen?

-Solo están ahí, parados, la niña esta mirando a la nada y tiene un palo con un trapo atado a el mismo, creo que se llevó sus suministros en él.

-¿Y los demás?

-Están como pinos, solo... mirándola, creo que no saben como despedirse.

-Es normal, déjalos.

-¿Es normal que la gente se le olvide decir adiós? ¿Cómo? ¿Por eso casi no hablaban cuando pasaron a mi casa?

-No, no es eso, amigo. Este adiós se siente distinto para ellos porque no saben si será un "hasta luego", "hasta pronto", "hasta siempre" o "hasta nunca".

-Ya veo... creo que deberías verlo por ti mismo.

-Créeme, puedo ser ciego, pero se lo que se siente, no me hace falta verlo.

Y aún así, las vagas descripciones del cazador no podían detallar el paisaje tan melancólico que se estaba perdiendo el conserje. En el horizonte, mientras el sol salía, una basta gama de nubes tapando el cielo con los colores penetrantes de distintos químicos en el aire que emanaban directamente de la ciudad pero que creaba un espectáculo digno de fotografía aunque sin llegar a los talones a las auroras polares de la naturaleza; en un prado despejado y con hierva luchando por crecer en terreno baldío, una niña armada con su de ahora en adelante confiable rama, atada a un pañuelo lleno de comida, productos de higiene, agua y unas cuantas monedas, que colgaba desde el hombro de la misma, meditando sobre su futuro mientras veía el camino que le tocaba, determinada a buscar su lugar en el mundo, aquel que le haga sentirse viva. Sus amigos, detrás de ella, colocados en línea como los pinos de bolos y observando a Six sin pestañar, esperando que algo sucediera, alguna palabra, pero no sabían que Six tampoco sabía que decir, pues al fin y al cabo ¿Qué podría decir que le naciera del corazón? Estaba por averiguarlo en poco tiempo.

-No estoy de acuerdo con esto- susurró Five.

-Ni yo- complementó Seven -pero es su decisión.

-No creo que sea lo mejor para ella- contestó Five.

-Pero para ella, es una opción que debe de tomar- dijo Mono.

Five entonces dio un paso en adelante, lentamente se quitó su impermeable amarillo y lo ofreció a la chica, extendiéndolo al costado izquierdo de Six, la cual lo miró desconcertada.

-Quiero que lo tengas- dijo Five -para que no nos olvides.

Six se giró con cuidado, tomó el impermeable y lo extendió. Los dobleces de la capucha le habían dado una permanente forma de una especie de figura romboide, como un triángulo o un pentágono, y sin embargo seguía siendo funcional. La chica dejó su rama en el suelo en lo que se colocaba el impermeable, pasando sus delicadas manos por las mangas y ajustando su ropa a la forma de los dobleces, extendiendo las mangas y finalmente poniéndose la capucha que normalmente ocultaba la trenza castaña de Five, ahora ocultaría el cabello oscuro de Six.

Se sentía incómodo por dentro, pero era un regalo que no quería rechazar, pues sentía que lo debía. Five le lanzó hacia ella y le dio un inesperado abrazo, ocultó su rostro en el hombro de Six mientras se embarraba en la misma, Six solo trató de acariciar el cabello de su amiga en señal de consolación.

-Lo lamento- dijo Five entre sollozos -Lo lamento.

-No tienes la culpa de nada- dijo Six relajada -esta es mi decisión. Debería darte las gracias por ayudarme con esto.

Five se separó de Six, todavía con los ojos llorosos, Six se los secó y esta retrocedió llevándose las manos al centro del pecho, entrelazando sus dedos, como si tratara de contenerse por su propio bien. Six entonces dirigió la mirada a los presentes chicos, Mono ya sin su bolsa en la cabeza y con Seven a su lado, ambos con miradas tristes pero sinceras en sus mejores deseos para la niña. No sabría decirles que fue lo que impulsó a la niña a hacer tal acción, si un acto de empatía lasciva y esporádica, sentimientos verdaderos o un aprecio hacia aquel chico de pelo corto, pero se acercó para retirarse un poco su nueva capucha amarillenta y le otorgó un ligero y corto premio a Mono, el contacto de sus labios con la mejilla del niño por un corto pero eterno segundo. La mirada del niño se levantó sorprendido, miró a Six quien no podía mirarle, solo hacia sus propios pies, embutidos en un calzado sucio y ya deteriorado pero no porque le llamara la atención, simplemente no podía mirar a Mono a los ojos ¿Qué enseñaría si no? No lo sabía, prefirió evitarlo, pero para Mono esto fue una señal, una de algún tipo, una corriente que le disparó una infinidad de posibilidades esperanzadoras en su mente mientras que el atónito y desconcertado Seven se limitaba a mirarlos.

El momento pasó, se separaron, Six volvió a su posición original, en la misma postura, dispuesta a partir. Tornando la cabeza una vez más, miró a sus amigos.

-Gracias- fue lo que pudo decir.

Con paso enfrente y mirada aterrada, Six enfrentó lo que se había propuesto hacía semanas, estaba convencida de que esto le serviría de alguna forma, no sabía como pero lo hacía, de todos modos no se estremeció ni retrocedió. Avanzó y avanzó, dejando un rastro de huellas infantiles en la tierra, mientras marchaba hacia el horizonte siendo divisada a la distancia cada vez mayor por su impermeable amarillo, un recordatorio de su pasado, de quienes se preocupaban por ella y de que sea donde sea, esa sería la señal para saber si Six era o no Six.

-¿La volveremos... la volveremos a ver?- preguntó Seven, sin saber como reaccionar por la situación.

-Quizá- contestó Mono -pero es lo que más espero.

-No creo que sea buena idea lo que esta haciendo, deberíamos detenerla.

-No podemos ayudarle más que en esto- dijo Mono, girando su cabeza hacia Five -Es lo que eligió y debemos respetarlo, pero no por eso la abandonaremos.

El mundo cambia constantemente, nadie podría, pudo o podrá predecir el destino que la pequeña Six tendrá de aquí en adelante, en si tendrá éxito en la búsqueda de su "yo" durante la edad de la punzada o si morirá con aquella incertidumbre, pero el mundo no dejará de moverse, no dejará de cambiar, no dejará de expandirse. El cambio ofrecerá a fin de cuentas una oportunidad para todos, ya sean con las mejores o peores intenciones, el vasto e inconcebible efecto del cambio es quien guía a los seres del universo en su propia epopeya, aquella que será impulsada por nuestros anhelos y dudas, por nuestros deseos y por nuestras cuestiones, todo mientras fluimos con el paso del tiempo, acompañándolo de la mano y explorando el ciclo natural de las cosas.

La gente a nuestro alrededor puede o no puede ser efímera, aunque al final del día solo cuenta el tiempo que las mismas estén presentes en tu vida, de manera directa o indirecta. La conciencia de los hechos y sucesos sobre ti te ayudarán a determinar que es lo mejor para ti, puede que muchas decisiones que tomes de aquí en adelante puedan o no ser beneficiosas, pero la soledad nunca es permanente si no te lo permites, solo hay que saber el como hacerlo. La confianza es algo importante en estos casos, pero cuando la misma no se presenta de ninguna manera, lo mejor será buscar en tu interior ya marte a ti mismo antes que amar a los demás. Un viaje tortuoso, revelador y aterrador, pero satisfactorio al final.

El niño tomó de las manos a Seven y a Five, aprovechando que era quien estaba en medio de los dos. Los otros niños correspondieron el apretón con ternura, melancolía y tristeza compartida. Las palabras sobraban.

-Si esto ayuda a Six, y espero que así sea, estaré feliz por ella, pero en lo que no podemos hacer nada al respecto... solo podemos apoyarle en sus decisiones. Hasta el final.


Hasta el final.


El Final.

Little Nightmares School AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora