Six pasó con su bandeja en la fila para la comida, el comedor era una locura y era de esperarse, de todos modos, esa hora y media para comer y jugar era el único momento en que los alumnos no tenían que estar con el miedo de provocar a los profesores y de guardar silencio, por lo que los callados muchachos se convertían en simios brincando de banca en banca, lanzando alimentos y saltando sobre las mesas, y eso que ni si quiera estaban ya afuera en el patio.
Six estiró sus brazos, enseñando a la cocinera de la escuela su charola de comida, indicando que le sirviera; la señora tenía un aspecto despreciable que trataba de ocultar con maquillaje, pero solo denotaba más las verrugas, el acné y la grasa en los pliegues de piel de su rostro y papada, era como si hubieran adornado una papa con maquillaje y hubieran hecho una ranura ancha y carnosa para su boca. Por alguna razón, la cocinera sonreía cada que servía la comida en los platos y Six no sabía si era por un gusto a su empleo, para disimular o porque yacía malicia en sus intenciones. El cucharón se hundió en la grasosa comida que fue servida sin desdén en la bandeja de Six, salpicando un poco y pegándose a la misma, era una bizarra mezcla de huevo, puré de papa y algo que parecía tener origen animal; luego, la cocinera sirvió una plasta verdosa con adornos naranjas, una ensalada de dios sabe que tipo de vegetales, y finalmente, un cubo de gelatina como un postre que poca justicia hacía al plato.
Asqueada, pero sin opciones, salió de la fila y esperó a su amigo Mono, quien estaba unos lugares más atrás que ella, el chico fue servido de igual manera y Six pudo escuchar un suave "gracias" por debajo de la bolsa de papel. Ambos caminaron hasta una de las anchas mesas del comedor, afortunadamente sin mucha comida en sus asientos y pegada a la pared, alejada de todo el escándalo, era el sitio ideal para la pareja. Six y Mono tomaron asiento y la niña no perdió el tiempo en dar el primer bocado, su cucharada agarró una buena porción de aquella asquerosa mezcla de proteína y llevándola a su boca, no luciendo ningún tipo de desagrado, tragó el bocado y dio otra cucharada.
- ¿Cómo puedes comer eso? - preguntó Mono, a lo que Six se cruzó de brazos.
Mono miró su plato, luego el de Six y otra vez a su plato, era la misma comida, pero había algo que le inquietaba.
- ¿Sabes? - dijo Six con la boca llena, tapándose la boca para que no se viera su bocado, lo tragó y siguió hablando -a mi no me gustan las verduras.
- ¿No? - respondió Mono, tratando de ocultar su sorpresa.
-No- siguió Six -me preguntaba si pudiéramos cambiar.
Puede que Mono tuviera el rostro cubierto, pero cuando escuchó esas palabras, todo su cuerpo mostraba la alegría interna que ocultaba.
- ¡Si! Si, por favor- dijo Mono, a lo que comenzó a acercar su bandeja y vaciar el pure de proteínas en la de Six mientras que la niña pasaba de cucharada a cucharada la ensalada hecha puré en la bandeja de Mono. El niño estaba más que contento, pues la verdura era lo más fresco que había de la comida del día y estaba dispuesto a devorarla; de todos modos, comer verduras te hace grande y fuerte ¿No? Al menos eso creía Mono.
Six terminó rápidamente tanto su porción como la de Mono, entre bocado y bocado inspeccionaba el lugar de un lado a otro del comedor. Era grande y espacioso, como si ocupara una tercera parte del edifico en total. Si bien su salón era pequeño, ese sitio albergaba a todos los alumnos de todos los salones, desde los más pequeños hasta los mayores, podía distinguir a niños tomando y sacudiendo a un menor de los pies, otro de ellos estaba sobre un compañero suyo, luchando por quien sabe que, cuando otro vino y apartó al que estaba encima del otro, solo para tomar su lugar y pelearse también con el que estaba sometido momentos antes, incluso y para su sorpresa, alcanzó a ver como uno de los niños trataba de ver por debajo de la falda de una niña, a lo cual la pequeña le dio una patada directo en su entrepierna y el joven se arrodilló agónicamente.
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Little Nightmares School AU
FanficEn una ciudad no muy agradable, la vida diaria de los niños está constantemente puesta a prueba, ya sea con la calle, las aulas o en el propio hogar, como si la vida les lanzara una y otra vez todo tipo de calamidades para incitarlos a rendirse o qu...