Epílogo.

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Hace mucho tiempo, anterior a la guerra, dos familias ostentaban el título a las más poderosas de la ciudad. La primera era una inmigrante de regiones orientales, arraigados a sus tradiciones familiares, denotado por sus facciones finas, ojos rasgados y pelo negro y fino como la ceda de la mejor calidad. La segunda era nativa del sitio ya mencionado, caracterizada por su particular genética que les otorgaba el mentón afilado y el rostro alargado, dueños de una ostentosa y más que admirable cantidad de dinero y de los cuales no recibían mayores lujos de los que un ciudadano promedio podría obtener, pero lo suficiente para no tener que preocuparse por lo que es indispensable para el resto, como la renta de un sitio al cual vivir, el abastecimiento de agua, compra de alimentos y renta de la luz.

Fue entonces que, como toda historia destinada al colapso, dos miembros de las familias se terminaron enamorando. Esto fue mal visto por las familias, pero restaron importancia al enterarse del porte que la otra tenía, aunque las tensiones entre las mismas eran, si bien no constantes, presentes, más que nada por un prejuicio racial por ambas partes. Ambos miembros se trataban de una damisela, hermana mayor de una camada de cinco hermanas, y su amante que era el segundo hermano de la familia, pues a diferencia de los otros, esta no se extendía en cuestiones de linaje. La relación prosperó con relativa normalidad, ocultando detalles minúsculos y planificando el futuro de ambos; no se daban cuenta, en cambio, de que el vínculo que los mantenía unidos se trataba solo de uno apasionado, lujurioso, carente de verdadero afecto, y aún así decidieron proseguir con sus planes.

Cual fue su sorpresa tras su independización que no tenían idea de como adaptarse al mundo y que sería mucho más complicado de lo que aparentaba en un inicio. Idearon entonces un plan para salirse con la suya, robando parte de las ganancias familiares para lo que necesitaran, la señora tomando ligeras cantidades de su madre con la excusa de estar invirtiéndolos en un negocio que, para no levantar sospechas, construía un edificio por aparte de sus planes originales, el cual se encontraba alejado de la ciudad principal con la excusa de ser un hotel de lujo. El caballero, por su parte, recurrió a su hermano quien tenía mayor experiencia con el mundo de los negocios y el como mover dinero sin que nadie lo notara, usando de excusa la atracción que este ultimo tenía por una de las hermanas de la familia oriental, la cual nunca aceptó del todo debido a que lo consideraba inapropiado; cayendo en la simpatía de su hermano, este aceptó y le redirigió una parte de las ganancias a la pareja, ganancias las cuales se usaron para construir una mansión, encima de una cima escarpada y que antaño lucía una espectacular vista, luciendo ventanales espectaculares, cuadros de arte carísimos y un verde esmeralda que resplandecía en los tejados de la misma. Mientras tanto, el otro edificio que fue construido como fachada para la familia de la dama fue más un trabajo de novatos que nada, pues con sus puertas desencajadas y muros estropeados, la misma no resistiría mucho sin mantenimiento.

No tardaron mucho para darse cuenta de que esto había indirectamente provocado, junto a otros factores como el inicio de la guerra, que sus familias quedaran en bancarrota. Paso el tiempo y todo fue heredado a los hijos, los cuales se quedaron con el imperio destrozado y vacío de sus padres que ellos mismos provocaron. Y mientras la pareja platónica disfrutaba de su mansión de lujo, contrataban sirvientes, se permitían el viajar a fronteras todavía no cerradas y consumaban sus deseos en la forma de una pequeña niña pretenciosa, mal criada y consentida.

El odio por la pareja se fue incrementando, las hermanas restantes decidieron recuperar el dinero empleando el edificio construido como fachada por su hermana prófuga, reformándolo como un orfanato aprovechando que múltiples niños habían quedado sin cuidado gracias a la guerra, pero no pasó mucho para que, en vista del hundimiento de la economía familiar, todas las hermanas abandonaran a la menor, la conocida como La Dama del orfanato, esto debido a que era una vida deplorable la que vivían ahí. Por parte del futuro Locutor, se casó y tuvo un hijo pequeño, pero terminó mudándose a una ciudad que de momento se mantenía neutral a las facciones guerrilleras, su vida no fue muy fácil de aquí en adelante pues había tratado de emplearse como detective o investigador privado, no le fue tan mal en cada trabajo pero no tenía muchos encargos, esto y sumado a que su pareja no paraba de tomar alcohol y de aprovecharse de su dinero, decidió divorciarse de manera no oficial, escapando de ella constantemente junto a su hijo, quien era cambiado de escuelas constantemente. Ya antes se la pasaba mudándose de ciudad y ciudad, pero esta vez era distinto, pues volvería a su tierra natal, que ahora estaba en control de un régimen bélico.

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