Renata
Sentir los labios de Emilio pegados a los míos causa sensaciones extrañas en mi interior un revoloteo como si de una guerra interna se estuviera llevando a cabo. Sinceramente no se como describir su sabor tan exquisito, sus manos en mis caderas queman, mis piernas al rededor de su cintura es todo lo que jamás me hubiese imaginado ni en diez vidas. O que nuestros cuerpos estén tan pegados hace un revoloteo monumental en mi vientre, me siento volar es la sensación más hermosa jamás experimentada en mi vida y que sea con él es lo mejor.
Nos separamos por falta de aire lo miro un momento a los ojos, la luz de la luna es testigo de la atracción que siento por él, lastimosamente me acuerdo que tiene novia y posiblemente nos ha de estar observando me suelto de su agarre y nado hasta la orilla. Salgo del mar y me dirijo a las sillas de playa tomo asiento en silencio, aún me tiemblan las piernas llega Mia y miro como se sienta en el regazo de Emilio que ha llegado después de mi. Rápidamente me pongo de pie y como alma que lleva el diablo me voy a la casa, Helena viene detrás de mí pero no me quiero detener necesito una ducha y pensar a solas en lo que acaba de pasar.
Llego hasta la habitación, no cierro la puerta detrás de mí ya que sé, Helena necesita entrar y si no la dejo es como un grano en el trasero.
—¿Qué fue eso Renata? —solo pregunta y se sienta al borde de la cama esperando mi respuesta pacientemente. —se juega las manos entrelazando los dedos y me mira de soslayo.
—¿Recuerdas del chico que te hablé? el que me choco a la salida del colegio. —se queda un momento pensando y, como si una bombilla se haya encendido en su cabeza asiente con un movimiento de cabeza y surca una sonrisa burlona para después hablar.
—¿Qué con él? —contesta y sus ojos vuelven a brillar. —¡Diablos! ¿no me digas que es él? Emilio Montenegro el mejor amigo de mi novio. —pregunta y afirma a la misma vez caminando de un lado a otro para después continuar hablando.
—Carajo Renata, está mas bueno de lo que lo has descrito y, por lo visto te lo has flechado ese chico está y bastante interesado en ti. ¿A caso no has notado que no ha parado de mirarte desde que entro por esa puerta? los chicos y yo ya lo hemos notado —se pone de pie y camina hasta quedar parada frente a las enormes puertas corredizas de cristal. —No cabe duda de que el mundo es demasiado pequeño.—
—Lo sé y lo peor de todo es que tiene novia como ya sabes, pero esto es todo muy confuso Helena, desde aquel incidente no puedo parar de pensar en él y lo más retorcido de todo es que él me dijo lo mismo ahorita que nos besamos en la playa aunando que yo no creo en el amor. —tomo aire ya que he hablado sin respirar. —¡Ha ya no se ni que pensar!. ¡Maldita sea!. —Helena rasca su nuca pensando que me dirá, observa al exterior y vuelve a regresar a mi.
—Renata esto que te está pasando es muy normal, no es un delito el que sientan atracción mutuamente. Aunque él tenga novia eso si; quiero que tengas cuidado con la loca de su novia una mujer engañada es peor que una astilla en el culo. —termina la frase soltando una estruendosa carcajada, mientras yo mantengo una lucha interna en que es lo que debo de hacer. Ese chico se está metiendo entre mi piel y realmente no quiero salir lastimada, es mejor que me mantenga alejada del amor, alejada de él como hasta ahora lo he hecho.
—No es normal cuando él tiene una relación, no quiero ser la causante de que rompan su noviazgo, ser la entrometida en este cuento sería algo humillante Helena, sumando que yo siempre he afirmado que las relaciones son una total perdida de tiempo. —Helena pasa su mano despeinando su cabello, se recuesta en la cama boca abajo y coloca ambas manos en su barbilla mientras mueve sus pies de atrás para adelante y me observa con cautela.
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Mi Imposible Amor
RomanceDos familias, una vieja disputa, dos jóvenes entre la espada y la pared.