Capítulo 32

180 28 2
                                    

Bajo por el ascensor del edificio, las lágrimas bajan sin control por mis mejillas me siento destrozada ahora comprendo tantas cosas. ¿Por que esos arañones en la espalda de Emilio, por que su indiferencia en los últimos días?. Y todo se resumía a ella.. Mia. Ella me lo advirtió una vez dijo que Emilio siempre volvía a ella y así lo hizo. Pero estaba tan ciega que no pude mirar la realidad de ese amor mentiroso, me dejé llevar por este tonto sentimiento tanto que me juré a mi misma que jamás lo haría y, a pesar de tantas negativas en mi cabeza termine por caer por él... estaba cayendo por Emilio Montenegro a ese abismo del cuál no se si algún día encontraré la salida.

El ascensor se detiene y salgo arrastrando mis maletas lo mas rápido que puedo necesito tomar aire, este edificio en el que tantas veces fui muy feliz ahora se ha convertido en mi mayor tormento. Me ahoga en demasía solo necesito sentir que respiro nuevamente y alejarme de Emilio de su vida de todo lo que me recuerde a él.

Llego afuera del edificio y me detengo un momento cierro fuerte los ojos y tomo un respiro, de mi bolso de mano saco las llaves de mi coche y tomo nuevamente mis maletas. Quito la alarma con el control de mando y abro el maletero, a como puedo subo las maletas, las lágrimas nublan mi vista e impiden que mire bien. Veo rojo tantas sensaciones se encuentran acumuladas en mi interior, cierro el maletero siento cómo me sostienen por el brazo. Cierro mis ojos con fuerza y me trago el llanto a pesar de todo lo que quisiera gritarle en la cara pero que se atora en mi garganta y evita que pronuncie alguna palabra, el viento ondea mi cabello y me trae el dulce y varonil aroma de su perfume.

—Mi amor no te vayas, no me dejes te lo ruego déjame explicarte, dame la oportunidad de arreglar esto que nos va a joder la vida a ambos si te marchas, mírame bonita, mírame. —me pide acunando ambas manos sobre mis mejillas, subo mi vista por un momento y noto sus ojos rojos. Un pinchazo atraviesa mi pecho pero omito cualquier sentimiento en mi, por que sé que si digo algo me quebraré y volveré a caer en sus brazos.

—Déjame ir te lo suplico Emilio no me causes más daño, necesitamos pensar las cosas ambos estamos muy confundidos y lejos de eso lastimados. —le pido entre llanto el pega su cuerpo al mío y me abraza, lo permito por que no tengo las suficientes fuerzas para apartarlo, lo acontecido estos últimos días me tiene agotada y lo único que deseo es huir lejos de este lugar... lejos de él. 

—No me dejes mi amor esto es un mal entendido, ese día de la junta Mia estuvo ahí yo no sabía que ella asistiría, mi padre la invitó. Después todos los socios incluido Esteban fuimos a un bar para celebrar que ganamos un caso muy importante y eso pondría el nombre del Bufete por lo alto.

Al salir me comencé a sentir un poco mal Esteban me traería en mi coche pero mi padre se ofreció a hacerlo él, recuerdo cómo me subí al coche pero de ahí ya no recuerdo nada más. En la madrugada desperté en la cama de un hotel y Mia de mi lado... desnuda. —cierra los ojos al pronunciar esa palabra, se queda en silencio unos momentos y pasa la mano por las hebras de su cabello despeinándolo. —Te juro que no encontraba la manera de como contarte lo que pasó Renata, ¡lo juro maldita sea! Elías Montenegro es la peor escoria que he conocido y ahora me quiere alejar de ti, juro que no recuerdo nada de ese día. Nada más que la culpa que sentí al llegar al departamento y mirarte tan linda esperando por mi. Me sentí tan miserable en ese momento que no tenía el valor de mirarte a la cara. —tiene lágrimas en los ojos y  me observa con cautela.

—Emilio yo.. —no puedo articular palabra me siento rota y muy triste en realidad sólo quiero desaparecer, despejar mi mente.

—Se que no me crees y estás en todo el derecho de hacerlo, pero bonita yo jamás te fallaría tienes que creerme tu eres lo mas sagrado que tengo en la maldita vida. —ambos lloramos me permito respirar de su pecho una última vez su perfume y me separo de él, me monto en el coche, cierro la puerta bajo la atenta mirada de él. Me recargo un momento contra el volante y me dejo llevar por el llanto sin control necesito sacar esto que me carcome desde adentro de mi pecho, vuelvo la mirada hacía él y puedo mirar que él también llora al igual que yo.

Mi Imposible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora