Capítulo 33

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Emilio...

Acabamos de llegar a Morelos después de un largo viaje y miles de llamadas que me envían directamente a buzón de voz, no pude dormir en el camino pensando en cómo voy a lograr que Renata me perdone o por lo menos escuche a Esteban que es el que ha estado conmigo desde lo sucedido.. sé que sueno muy persistente pero si ella quiere que le baje el cielo y las estrellas lo intentaré con tal de tenerla conmigo y me escuche, cómo los meses pasados y volver a ser felices de nuevo. 

Llegamos a la hacienda de Renata y cómo de costumbre los portones de la entrada se encuentran cerrados, bajamos de la camioneta y llamo por el interfono y responde la voz que parece de Don José. 

—¿Listo?. —me pregunta mi amigo Esteban que se pone a la par mía y con su mano le da un apretón a mi hombro, yo asiento y tomo un largo respiro. Esperamos pacientes y a los minutos se abre la puerta adicional de la entrada y por ella sale Don José dando pasos lentos, se le nota cansado.

—¿Qué se les ofrece jóvenes?. —pregunta y me observa bien al instante nos reconoce de inmediato. —Joven Montenegro ¿Qué lo trae por estos lados?. —pregunta para nada sorprendido.

—Don José necesito que me diga la verdad, se lo suplico ¿Renata ha venido aquí ayer?. —el ancianito niega rápidamente y se encoje de hombros despreocupado.

—Aquí a la hacienda no se ha parado ni un alma en pena desde la última vez que ustedes vinieron con la señorita Renata. —explica con sinceridad.

—Le pido por favor que si está aquí me lo haga saber, es un asunto muy delicado que tengo que tratar con ella, estoy desesperado Don José no me niegue el hecho de mirarla por favor. —Helena y Esteban se mantienen al margen y sólo escuchan mis suplicas.

—Le he dicho que no se ha parado por aquí joven, es más si ella llega a venir déjeme un número de teléfono y yo le llamo de inmediato de eso no tenga ni la menor duda. —anoto mi número en su móvil que  ha sacado del bolso de su pantalón y me ha dado momentos antes, me quedo en silencio cuando él se mete de nuevo a la hacienda.

—Vamos hermano no está aquí. —Esteban palmea mi espalda y yo me siento mas miserable que nunca.

—La he perdido hermano, Renata no quiere saber de mi...

seguiré insistiendo hasta que la encuentre y escuche mi verdad.


***


Tres años después...

Me encuentro sentado en mi oficina un cliente acaba de salir satisfecho por que hace unos días atrás ganamos un caso muy difícil y que llevábamos trabajando en el aproximadamente un año, fue un proceso muy tedioso pero con resultados satisfactorios.

Es lo que vengo haciendo desde hace tres jodidos años, enfocarme en mi trabajo día y noche desde que ella se fue y me dejó un enorme vacío en mi vida... Hasta me duele pronunciar su nombre, tres años sin saber de ella. A diario me pregunto que ha sido de su vida, si se logro académicamente, ¿Dónde vivirá?. Esas jodidas preguntas siempre rondan por mi mente, y pienso que así será hasta que un día la vuelva a ver y pueda responderme que ha pasado con ella.

Continúe con mi maldita y miserable vida me enfoque tanto en mi trabajo para no pensar en ella, vendí el departamento por que estar en ese lugar me causaba demasiado daño, no había rincón que no mirara por que allí estaba ella y su maldito recuerdo. Me pasaba las tardes rememorando sus besos, sus caricias y todo al final se resumía en nada.   

Compré una mansión en la zona mas rica de Guadalajara que aunque es poco el tiempo que paso por allí me siento mejor, en ese lugar no formé recuerdos con el amor de mi vida así que hace mis días mas amenos.

Mi Imposible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora