Capítulo 5

326 41 11
                                    


Emilio

No puedo creer que la tengo frente a mí es un maldito sueño hecho realidad. Tantas veces que la he pensado desde el día en que la conocí. ¿No sé si a ustedes le ha pasado algo similar?. Pero a mi me sucedió con ella desde que la vi reñir por haberle chocado su jeep, esa tarde Renata Rivera me cautivo, puso mi mundo de cabeza. Solo sé y de lo que estoy muy seguro es que esa muchacha de piel blanca labios rojos y carnosos, me ha hechizado totalmente. Ese cuerpo tan sensual que posee, la manera tan natural y sencilla que tiene, la manera como cautiva con su decadencia al caminar sin ella pretenderlo. 

Lo que quiero explicar es; que cuando miran a una persona por vez primera los deja pensando por días, ya que las posibilidades de volverse a mirar son casi nulas y menos si no hay nada en común que haga que ese encuentro sea posible. Les confieso que me fue imposible sacarla de mis pensamientos, esa noche en la cual la dejé en el taller me arrepentí como todo un auténtico idiota por no haberle pedido su número telefónico. 

Asumo que si hubiese sido un poco más inteligente a estas alturas ya fuéramos amigos, tal vez ya le mandara textos por WhatsApp, Facebook o tal vez Instagram. Mirarla de pie sobre esta sala me ha causado impacto, al mirarla en la manera que viste tan sensual me vuelve loco. Esa blusa de color azul marino con escote que me permite apreciar sus hermosos hombros, su apetecible cuello definitivamente el color contrasta con su maldita piel blanca, sus piernas largas y ejercitadas cubiertas con ese Jeans ajustado que usa me vuelven loco. Lentamente voy recorriendo su cuerpo con mi mirada, llego hasta sus labios rosados al natural continúo con el recorrido hasta que me topo con sus bellos ojos grises que me observan con asombro. El tiempo se detiene nos quedamos unos segundos con la mirada perdida uno del otro, tal vez sea la impresión del momento o ambos deseábamos esto. Pasan unos segundo que se me hacen eternos situación que agradezco, Renata es la belleza personificada prohibida para mi, pero disponible para otros.

¡Carajo!  corto cualquier batalla interna que llevo dentro al escuchar a Mía, sé que fue una mala idea haberla traído además de que a ella no le gusta visitar la playa. ¿Quién en su sano juicio se negaría a una salida a la playa?  adivinaron Mía es una de esas personas que odia todo lo que tenga que ver con el sol, agua y arena. A ella la fascinas con un viaje a parís o cualquier parte del mundo.

Por supuesto no la hubiese traído a Mia, pero mi madre insiste que es la novia perfecta para mi, ya que sus padres son íntimos amigos de los míos, así que para no tener discusiones con ellos y contradecirlos le he pedido que me acompañe, pero sé; que ahora ha sido una puta y mala decisión.

Renata Rivera me ha robado el maldito aliento, ahora que la miro nuevamente estoy convencido en que me ha vuelto totalmente loco, de verdad que necesito un trago. Su rostro parece haber sido tallado por los mismo ángeles y que hablar de su manera de ser, la vez del parque pude conocerla un poco pude detallar su rostro con ímpetu, sus gestos el sonido de su voz quedó grabado en mi memoria.

—Emilio ¿estás bien? —me saca de mis pensamientos Esteban, todos nos observan con el ceño fruncido, ella desvía la mirada y es lo que no quiero. ¡Diablos! si de ella quiero la atención.

—Todo esta bien bro y, ¿Qué haremos esta noche?. —todos me miran cuando Mía ha llegado a mi lado y me sostiene del brazo para depositar un beso en mis labios mira a Renata con indiferencia, la dueña de mis fantasías la ignora.

—Yo a ti te conozco, déjame recordar de donde. —coloca su puño en la barbilla pensativa y a los segundos vuelve hablar. —¡Ah ya sé!, mi novio te chocó el cacharro de auto que traes que por cierto es muy horrible, no tienes estilo chica. —suelta todo el veneno Mia.

Mi Imposible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora