Capítulo 23

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¡CARAJOS! olvidé maquillarme el rostro donde me golpeo mi padre, ahora Emilio ha mirado que mi padre me golpeo anoche.

—Renata esto no es normal vayamos a denunciarlo por maltrato o yo mismo te juro que lo voy a matar con mis propias manos. —camina de un lado a otro hasta que lo tomo de la mano y lo acerco a mi, beso sus labios no quiero que se ponga así por mi culpa. Sé que mi padre no debió golpearme pero no quiero que esto se ponga peor. Así que lo beso apasionadamente y lo halo hasta el sofá me coloco a horcajadas sobre él y beso su cuello.

—Solo hazme olvidar, quiero recordar estos momentos el resto de la semana. —Emilio me despoja del sujetador y me besa el cuello hasta bajar a mis pechos yo cierro los ojos dejándome llevar por el intenso placer que mi novio me causa, cuando ya nos hemos despojado de la poca ropa que llevamos Emilio se hunde nuevamente en mi llevándome a la cúspide del placer.

***

Nos encontramos llegando a las afueras de la hacienda, todo el camino a casa, Emilio me sostuvo de la mano, escuchamos música para aminorar el ambiente que se coloco tenso debido a mis nervios.

—Déjame entrar contigo y arreglar este problema quiero hacer las cosas bien contigo, no quiero que tu sola lleves a cuesta esta carga y tu padre nuevamente te golpee, la responsabilidad es de dos. —dice aparcando su Audi fuera de la finca.

—No Emilio yo sola me las arreglaré te prometo que mas tarde te llamo. —digo suplicante para que no se vaya hacer el problema más grande de lo que ya está.

—De acuerdo mi amor pero tengo una condición. —dice y se vuelve hacía mi.

—Dime. —

—Si tu padre te vuelve a tocar prométeme que me lo dirás y te irás a vivir conmigo. —se que no juega porque habla en tono serio.

—Emilio eso es muy precipitado ¿No lo crees?. —estoy muy sorprendida por sus palabras aunque para ser sincera la idea no suena para nada escabrosa.

—No Renata yo te amo y para mi no implicaría ningún problema en el que vivas conmigo. —besa el dorso de mis manos.

—De acuerdo Emilio lo haré te lo prometo. —beso sus labios y bajo del coche camino hasta la puerta adicional de la entrada de la finca y vuelvo un momento la mirada y sigue observándome, le tiro un beso al aire y él hace como que lo toma y coloca la mano en su corazón, sonrío y me adentro a la finca mi corazón late muy a prisa por los nervios.

Llego hasta la puerta de la casa y tomo un largo respiro como llenándome de valor, abro la puerta y lo primero que miro es a mi padre furioso. 

—¡¿SE PUEDE SABER DONDE PUTAS MADRES HAS ESTADO TODA LA NOCHE?! de seguro que te regalaste con ese maldito Montenegro y si lo has hecho por que mírate el cuello traes la marca de la vergüenza donde demuestra que ya no eres pura. —grita furioso llegando hasta mi, no me da tiempo de responderle ya que me suelta una tremenda cachetada como la de la noche anterior, caigo de bruces al suelo por el impacto y siento como me pega una patada en el vientre seguida de otra y otra más. Me hago un ovillo en el suelo y solo espero que esto pase, me toma del cabello y me pone de pie solo puedo gritar por el dolor que me causa pero ya nada importa, de pronto escucho llegar mi madre. —No quiero que vuelvas a mirar a ese bastardo es una orden si se atreve a acercarse a medio metro de ti te juro que lo asesinaré. Y no me pongas a prueba por que puedo ser capaz de eso y mucho más, me da otra bofetada y siento el sabor metálico en mi boca . —ordena y yo solo puedo sentir dolor.

—¡SUELTALA! ¿Pero que mierdas te pasa Damián? ¡Es tu hija eres un desgraciado enfermo!. —escucho a la lejanía como mi madre me habla y yo solo me dejo ir en la inconciencia.

Mi Imposible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora