—¡Pasen al comedor! —grita mamá quitándole hierro al asunto, tomo a Emilio de la mano y lo llevo hasta el comedor donde nos espera mamá y Karen, siento los pasos de papá detrás de nosotros y como clava su mirada sobre mi espalda, mi padre puede llegar a ser un poco intimidante si se lo propone. Tomamos asiento Emilio junto a mi, Karen a un lado de mamá y papá a la cabecera de la mesa, mi padre luce muy serio tal vez esta celoso y ya se imagina de que va el asunto de esta cena tan repentina.
—¿Y bien muchacho que nos quieres decir? —lo interroga mi padre nuevamente, Emilio se aclara la garganta y toma mi mano le doy un apretón conciliadora incitándolo a que hable pero a la misma vez se sienta seguro.
—Señores Rivera con el debido respeto que ustedes se merecen esta noche he venido ha pedir permiso para poder salir con su hija Renata, saber si me conceden el honor de que ella salga conmigo y no solo como amigos, quiero hacer las cosas bien, como también quiero poder visitarla y he venido a pedir permiso para que ella sea mi novia formal. —mamá abre los ojos asombrada coloca su mano sobre su boca, Karen sonríe como boba y yo quiero que me trague la tierra junto con Emilio y nos lleve hasta su departamento. <<Por donde te da me grita mi conciencia>> mis padres se dan miradas entre ellos estoy más que nerviosa. Mi padre suelta un suspiro cansino y al fin habla.
—Admiro tu valentía muchacho y que vinieras hasta aquí a pedir permiso para formalizar una relación con mi hija, y eso no cualquier muchacho de estos tiempos se atreve hacer y eso habla muy bien de ti, pero ahora te pregunto ¿Qué intenciones tienes con mi hija? —Emilio se acomoda sobre su asiento y aprieta con suavidad mi mano como buscando apoyo a lo que le regalo una sonrisa.
—Solo las mejores señores Rivera, Renata es una mujer excepcional con educación y pondré todo de mi para que ella sea muy feliz por que quiero estar con ella. —mi corazón palpita frenéticamente con las palabras de Emilio ya que al pronunciar esas palabras me mira directamente a los ojos.
—Solo te pediré hijo que no la lastimes — le pide mi madre.
—Eso jamás señora Rivera —mi padre lo analiza con el ceño fruncido y finalmente habla.
—Está bien muchacho tienes mi permiso, solo te pediré una sola cosa al igual que Rosa... no la lastimes. —mi padre se pone en pie y viene hasta nosotros, nos levantamos de las sillas y de inmediato mi padre abraza a Emilio y palmea su espalda, después viene hasta mi y me envuelve en sus brazos para después darme un beso sobre la mejilla. —Me alegra mucho hija que ya estás creciendo. —dice mi padre.
—Damián quítate para poder darle un abrazo a mi hija. —lo regaña mi madre así que papá con todo el pesar del mundo se hace a un lado y lo más extraño es que sonríe, mi madre me abraza y después a Emilio, al igual que Karen que nos da la en hora buena. Nos volvemos a sentar mi padre junto a mi madre y Karen al otro extremo de la mesa, Emilio y yo estamos juntos él sostiene mi mano y la caricia con sus dedos, mi corazón se desborda de alegría al saber que ya no andaremos a escondidas y nos podremos mirar el tiempo que sea y se nos apetezca.
—Y cuéntanos has sido tu el del gran detalle de las flores?. —Emilio asiente con la cabeza, mi padre se nota satisfecho y continúa con su interrogatorio. —Y dime sobre tu familia Emilio, de donde son a que se dedican y si piensas presentar a nuestra hija Renata como tu novia ¿por que estoy seguro de que lo harás verdad?. —mi padre se cree detective como NCIS.
—Por supuesto que si señores Rivera presentaré a Renata con mis padres, solo que necesitamos planear el viaje ya que ellos no viven en Guadalajara, mi padre es ganadero y mi madre administra el rancho además de que ella es contadora pública.
—Vaya, vaya que interesante Emilio —habla mi madre toma su copa y le da un sorbo a su champagne que momentos antes nos han servido.
—¿Y tus padres de donde son? —pregunta papá Emilio va a responder cuando es interrumpido.
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Mi Imposible Amor
RomanceDos familias, una vieja disputa, dos jóvenes entre la espada y la pared.