Parte 33

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En la mañana siguiente cuando me desperté ya Tom se había ido.

La casa se sentía muy silenciosa y si un par de meses atrás hubiera querido eso, ahora me torturaba.

Todos estaban fuera. David se había ido a la escuela, Dominic y May estaban en el trabajo.

Estaba sola en casa, sin teléfono ni computadora y con una rata y un perro por cuidar. Este sería el peor fin de semana de la vida.

En la tarde David llegó de la escuela y tampoco se veía muy feliz, por supuesto, su amigo de aventuras también se había ido. Dominic se había tomado todo tan estrictamente que ni siquiera dejó que Paddy fuera a la escuela el último día de la semana.

—¿Qué fue lo que hiciste? — preguntó David sentándose a mi lado en el sofá con Reynaldo en sus manos

—¿De que hablas? No he hecho nada — me encogí de hombros

—Esta mañana escuché a mamá y Dominic discutir, dijeron tu nombre

—¿Qué fue lo que dijeron?

—La verdad no entendí

—David, dime lo que oíste. Es una orden

—Solo escuché que Dominic le dijo a mamá que no sabía que hacer con la situación. Y que lo mejor era no seguir todos juntos y luego mamá dijo tu nombre. Ahí me descubrieron escuchando y se quedaron callados. ¿De que situación están hablando?

—No lo sé — dije mirando al frente. Intentando no perder el control — Tal vez no sea nada serio — David se encogió de hombros sin darle mucha importancia.

Tomó a su hámster y se levantó del sofá.

Eché mi cuerpo hacia el respaldar del sofá. Cerré los ojos y suspiré pesadamente.

Tenía un don para imaginar cosas y siempre acertarlas. Esta vez, era algo obvio.

No nos iban a mantener a Tom y a mi en la misma casa. Esta situación se había puesto más difícil de lo que alguna vez creí.

Varias horas después, Dominic y May llegaron juntos. Entraron a la casa hablando de cualquier cosa muy anímicamente, al verme su sonrisa desapareció.

Yo solo me dediqué a mirarlos sin expresión alguna.

—Les trajimos de comer — dijo May. Dominic solo siguió derecho por las escaleras

—¿No cenarán? - pregunté

—No, iremos por nuestras maletas y nos iremos al Lee Valley de inmediato. Te encargo a David, no dejes que haga una locura mientras no estamos. No más animales, no refrescos y comida chatarra, deben irse a dormir temprano y por favor, no vayan a quemar la casa.

—Bien — dije casi en susurro sin mirarla. Sentía su mirada en mi.

Se acercó y puso su mano en mi hombro. Alcé mi mirada un tanto confundida.

—No hemos hablado sobre lo de...

—May — la interrumpí — No lo hagas — quité su mano de mi hombro y caminé a la cocina

—No quiero que las cosas entre nosotras cambien — dijo caminando detrás de mi

—Ya cambiaron — me giré para verla — Pero no estoy molesta y tampoco guardo rencor.

—¡Cielo! ¿Lista? — gritó Dominic desde la sala

—¡Enseguida! — puso su vista en mi — Te quiero y todo lo que hago es por tu bien — comenzó a caminar hacia la puerta de la cocina

—Si así fuera, lo entenderías y no dejarías que todo esto pasara — ella se quedó en silencio y luego se giró de nuevo para salir de la cocina.

|Tom|

En todo el vuelo solo me puse mis audífonos y escuché música. Tenía a Harry a mi lado insistiéndome que le contara sobre lo que había pasado.

Hasta Paddy sabía que papá tenía una actitud muy extraña.

Llegamos al aeropuerto y mamá ya estaba esperándonos con una sonrisa muy amplia en su rostro.

La saludé con gusto al igual que mis hermanos y nos subimos a su auto.

Después de varios minutos de recorrido llegamos a casa, dónde Anthony, su nuevo esposo, estaba esperándonos también con una sonrisa. Lo saludé estrechando nuestras manos.

Habíamos visto a Anthony muy pocas veces, era un gran hombre o eso parecía. No teníamos tanta confianza con él, aunque el siempre estuviera pendiente de nosotros las pocas veces que veníamos a visitar a mamá.

Fui hasta el cuarto dónde siempre nos quedábamos cuando veníamos. Todo seguía igual. La casa de mamá era más pequeña que la de papá, así que teníamos que compartir cuarto con Harry y Sam. Mientras que Paddy dormía en la misma habitación que mamá y Anthony.

—¿Ya vas a decirnos que ocurre? — cuestionó Sam

—¿De qué hablas? — dije mientras me quitaba los zapatos

—Vamos, Tom ¿Papá comprándonos boletos para venir con mamá a último minuto? Ni siquiera dejó que Paddy fuera a la escuela y eso ya es mucho decir.

—¿Y por qué creen que tengo algo que ver con eso? Más bien ¿Qué hicieron ustedes? — los gemelos se miraron entre ellos y entrecerraron los ojos como si estuvieran pensando en todas las cosas malas que hubieran hecho.

Yo solté una risa y negué con la cabeza.

—No hicimos nada. Nada que amerite que nos quiera lejos, claro — afirmó Harry. Ambos me miraron como esperando una respuesta — ¿No confías en nosotros? Hemos guardado todos tus sucios secretos

—Si, como la ves que usaste la tarjeta de emergencia de papá para pagar una suscripción en ardientes.com — Sam soltó una risa — o la vez que...

—Ya cierren la boca — dije tirándoles una almohada — Además, compartí esa suscripción con ustedes ¿olvidaron eso?

—Ya, dínos — continuó Sam con desesperación, yo suspiré

—Papá nos vio a _________ y a mi y como pudieron notar, no se lo tomó nada bien

—¿Dónde? — preguntó Sam

—En la cocina

—Bueno, quien los manda — dijo Sam con obviedad — Ese no es lugar para...

—No estábamos haciendo nada de eso, degenerados. Solo nos estábamos besando

—¿Y que sucedió despues? — preguntó Harry

—Me aplicó la ley del hielo y luego simplemente llegó con los boletos. Cuando lo confronté dijo que debía olvidarme de esta "locura" si quería continuar con mi carrera.

—¿Por qué no nos dijiste? Pudimos haber hablado con papá y ayudarlos

—Todo pasó muy rápido. Estoy seguro que si le hubieran dicho que ustedes ya lo sabían entonces me hubiera comprado un boleto de avión pero para el extranjero.

—¿Y qué? ¿Se supone que enviarnos a todos aquí por el fin de semana iba a mejorar la situación? — cuestionó Sam

—O tal vez quería tiempo para pensar en algo más

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, papá es un hombre compulsivo, no lo puedo negar, pero sabe que un fin de semana lejos no va a hacer que desistan de estar juntos. Tal vez, cuando regresemos tenga otros planes o no sé, algo más puede sorprendernos.

Me quedé mirándolo con atención, pensando en cada palabra que decía. Un sentimiento de preocupación e impotencia se apoderó de mi.

Es como si mi subconsciente supiera que era lo que podría pasar.

A prueba de amor (Tom Holland y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora