Capitulo 4:Ocurrencias

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En el desierto, había un par de hombres rumbo al palacio de Roma pero al percatar un muchacho tirado en medio del desierto decidieron acercarse. Percibieron que esté estaba desmayado y muy debilitado por lo cual decidieron alzarlo y llevarlo a su carruaje y esperar a que esté se despierte. Al pasar algunas horas, el muchacho de despertó y pudo darse cuenta que se encontraba en un carruaje junto con hombres extraños al lado suyo y él se asusto provocando que su cuerpo reaccionara y retroceda por el poco espacio que había en el carruaje.

- Quienes son ustedes? - dijo Elías asustado

- Tranquilo, no te haremos daño - dijo un guardia

- Dónde me llevan? - volteo para atrás

- A ninguna parte, estábamos esperando a que despertarás - dijo tratando de tranquilizarlo - guardias denle algo de comer

- Aún no me dijeron quienes son - reclamo

- Tienes hambre o no? - preguntó molesto el guardia

El muchacho tomo desesperadamente el pan y el agua

- Vaya, si que estabas hambriento jajaja - río un guardia

- Silencio, cuéntame, cuál es tu nombre? - preguntó el príncipe

Masticando respondió el muchacho - Elías

- Y dime, que haces aquí en el desierto sin provisión alguna? - preguntó confundido el príncipe

- No creo que sea algo que te incumba - respondió indiferente

- Como osas hablarle así al príncipe Abel?- alzó la voz un guardia

- Silencio! No pasa nada Rafael, entiendo su desconfianza, somos unos desconocidos para él - regaño el príncipe - te presento, el es Rafael el general real del palacio de Roma, el es Inek y Eneas uno de mis guardias y yo soy el príncipe Abel, hijo del faraón de Roma

- Un gusto conocerlos - guío su mirada al príncipe

El príncipe asintió - al parecer eres un hebreo

- Si van a criticarme por eso, vayan ahorrando sus comentarios- dirigió su mirada a los guardias

- Y si eres un hebreo ¿Cómo lograste escapar? - preguntó Rafael curioso

El príncipe lo miro intrigado esperando su respuestas

- No los conozco para andar contando mi situación - respondió nervioso

El príncipe percibió su nerviosismo - jajajaja tranquilo no te haremos nada, no hace falta que respondas, no nos interesa- río

- Paren, seguiré mi camino - pidió Elías

- Hacia donde te diriges?- preguntó el príncipe

- No lo se

- Como que no sabes? - preguntó sin comprender Rafael

- No lo sé, donde me lleve el destino - dijo sarcásticamente

- Si no lo sabes entonces irás con nosotros a Roma - dijo el príncipe

- No, por favor, quiero partir sólo - contesto firme Elías

- Si te vas solo, morirás de hambre, crees que te dejare ir estando sin alguna provisión?

- Yo me los arreglaré - contesto

- Jajajajjaa no bromees - rieron todos menos Elías

- De que se ríen? - preguntó alzando la voz

- Tu crees que podrás arreglarte sin ninguna comida? Cuando te encontramos decía otra cosa- dijo en tono burlesco

- Deberías agradecer la ayuda del príncipe porque no cualquier hebreo es digno de ser ayudado - contesto Rafael

Elías lo miro molesto- acepto entonces - el príncipe volteo y sonrió

En Egipto

La noche había caído en todo en Egipto y los soberanos se encontraban acostados

- Esa muchacha es muy osada pero hermosa ¿Cómo era su nombre? - preguntó el soberano masticando una manzana

- Sara - respondió tuya mientras estaba abrazada junto a él

- Si esa esa, bueno aún no puedo entender porque es hebrea siendo una mujer con una belleza que nunca se ha visto en la villa de los malditos esclavos - mastico nuevamente la manzana

- Lo sé querido pero a qué vas con esto? - preguntó confundida por su cambio de humor al hablar sobre Sara

- Tiene algo distinto, no lo notaste?- sonrio

- Es deslumbrante pero aún no entiendo, hace rato te estabas quejando y ahora hablas bien de ella - seguía sin comprender

Seti deja de un lado la manzana y mira a tuya con una sonrisa - mandaré a que la traigan al palacio y quiero que sea una de las bailarinas principales y tú la prepares para que dance en mi cumpleaños, su belleza es inigualable -saco una enorme sonrisa

Tuya sorprendida a su pedido respondió - como usted diga marido

Al dia siguiente, Sara y su madre se encontraba en casa de jocabed charlando lo sucedido mientras Ramsés quiso recorrer un rato por el comercio para tomar un poco de aire y ver con sus propios ojos de las maravillas que portaban los mercaderes. Sara se retiraba de la casa de Jocabed para direccionarse a las obras para darles aguas a los trabajadores por ello traía consigo una vasija de agua. Ella se aproximaba al comercio que era uno de los caminos para ir directo a la obra. Sara se distrajo guiando su mirada hacia algunos de los collares que se encontraba en uno de las tiendas provocando que está mojara sin querer al príncipe Ramsés.

Ramsés volteo y grito - como osas moj... - Ramsés reconoció a aquella hebrea que le cautivó con su belleza aquel dia - vaya, tenías que ser la hermana del prisionero - en tono burlesco

- Disculpe me tengo que ir - lo miro con coraje

Ramsés detuvo el paso de Sara y hablo - a dónde vas?

- No es de tu incumbencia- dijo ella indiferente tratando de marcharse pero él le impedía - como osas hablarle así a tu futuro soberano? - preguntó molesto ikeni

Ramsés hizo una señal con su mano para que ikeni se callara , él sonrió y contesto - parece que está hebrea resultó ser una fiera - dijo Ramsés burlándose

- Ya déjame en paz, quiero seguir mi camino - lo miro molesta

- Me tienes miedo? - nuevamente la detuvo- soy tan aterrador? - río

- Yo no tengo miedo a nada - lo empujó, agarro su vasija y se fue

Ramsés enfurecido ante el acto de atreverse a empujarlo, fue tras ella y la agarró del brazo provocando que ella se volteara

- Maldita hebrea, como te atreves a empujarme y humillarme de esa manera, ¡Maldita esclava! - grito

- Sueltame, me lastimas - dijo sería

- No hasta que me pidas disculpas y me des una reverencia - ordeno el príncipe

Trato de liberarse Sara

- Responde!- grito provocando que sean el centro de atención de la gente

- Y si no quiero? - le desafió Sara

- Serás castigada- dijo seriamente

- Sabes que te estás humillando solo? Mira la gente de tu alrededor mirándote y ¡Luego me dices a mi que te humille! - gritó Sara

Ramsés la soltó al percatar miradas hacia ellos - vete de mi vista, ¡Vete! - grito enojado - vamonos ikeni, está hebrea inmunda arruinó totalmente el día

Nuestro encuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora