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29 ⁞ Muñecas

Han fue a su habitación, buscó su libreta de dibujo a carboncillo del semestre pasado y luego volvió al sofá de la sala. Abrió cualquier página al azar y la señaló.

—¿Ves este dibujo, hyung?

—Eh... Sí (?) —el rostro de Hyunjin estaba atiborrado de confusión.

—Entonces claramente puedes ver qué está hecho de áreas negras y áreas blancas, ¿verdad?

—Verdad.

—¿Qué pasaría si no hubiera ni un solo trazo de carboncillo sobre la hoja? O sea, ningún área negra... —de repente la conversación parecía una clase de artes plásticas—. ¿Eso seguiría siendo un dibujo?

—Pues... Creo que no. Sería una hoja en blanco —respondió un Hyunjin dubitativo.

—Exacto. ¿Y qué pasaría si toda la hoja estuviera llena de carboncillo, completamente? ¿Eso sería un dibujo?

—No... Sería una hoja negra.

—Muy bien. No habría más que un color negro eterno, no habría un dibujo por ninguna parte... —Jisung volvió a señalar el dibujo, que era de una casa campestre, pero eso importaba poco para la metáfora—. ¿Entonces qué se necesita para que haya un dibujo?

—¿Áreas negras y áreas blancas?

—Así es. Se necesitan ambas cosas para que haya un dibujo —dejó de señalar el dibujo y lo levantó verticalmente para que ambos pudieran verlo, como si estuviera colgado en una galería—. Aquí es donde viene mi metáfora... Podríamos decir que el dolor son las áreas negras y el amor son las áreas blancas. Ambos son necesarios, amor y dolor... pero no son la misma cosa. Creo que es más que evidente que el color blanco no es lo mismo que el color negro, ¿verdad?

—Es cierto —Hyunjin le sonrió al dibujo asombrado.

—Y claro, luego está el tema de que también hay áreas grises, en las que el dolor y el amor parecieran confundirse el uno con el otro... pero simplemente así es como funciona. Todas las relaciones tienen conflictos de vez en cuando, incluso las más perfectas, y cuando una pareja está peleando no quiere decir que dejaron de amarse... Una relación es una mezcla compleja de dolor y amor, pero el dolor y el amor no. Son. Una. Misma. Cosa —hizo énfasis golpeando la libreta a cada palabra—. ¿Comprendes lo que quiero decir?

—Está bien, está bien —Hyunjin soltó una pequeña risa—. Suficiente regaño. Ya me quedó claro.

—Me alegra —Han cerró la libreta con una risa similar y luego la dejó sobre la mesa.

—Pero... ¿puedo preguntarte algo más?

—Lo que quieras, hyung —respondió, esta vez mirándolo con una sonrisa ya que toda su preocupación por la conversación se había ido.

—En tu dibujo de nuestra relación... ¿qué tan grande es el área negra? —preguntó, de repente en un tono serio. Jisung dejó de sonreír una vez más.

—¿A qué te refieres? —en realidad lo sabía a la perfección. Él mismo había inventado la metáfora.

—¿Qué tanto dolor te causo? —ahí estaba la pregunta, esa pesada pregunta.

—No es nada, en serio—disimuló Han negando con la cabeza.

—No tienes que ocultarlo, me he dado cuenta. Sé que te duele cada vez que me alejo para responder el teléfono o evado una de tus preguntas.

Jisung tragó saliva. Al parecer no había hecho un buen trabajo escondiéndolo.

—¿Qué tanto te lastimo? —insistió.