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35 ⁞ Cilindro

—Con eso te refieres a que no quería más quimio, ¿verdad? —preguntó Jisung para aclarar. Hyunjin asintió con la cabeza.

—Mamá decidió no someterse a más tratamientos y decidió que quería vivir sus últimos años en casa —respondió con la mirada perdida—. Así que mi padre se encargó de adaptar su habitación. Compró cilindros de oxígeno, un monitor de signos vitales y una bomba de infusión. Luego llevó a Goeun a casa, contrató a una enfermera para que estuviera pendiente de ella todo el tiempo y contrató un servicio de atención domiciliaria de cuidados paliativos terminales.

—¿Cuidados paleta... qué cosa? —Han se perdió en las palabras.

Aún en medio del recuerdo triste, Hyunjin no pudo evitar reír levemente.

—Cuidados paliativos terminales. Las personas que se encargan de que alguien enfermo pase su tiempo restante de vida de la mejor forma posible —le explicó a Jisung, de nuevo mirándolo a los ojos. Con cada frase que decía le era un poco más fácil seguir hablando—. Básicamente eran un doctor, un psicólogo y un fisioterapeuta que visitaban a Goeun una vez a la semana.

Hannie asintió, guardando el nuevo término en su cabeza.

—Entonces debió ser un gran alivio para tu madre... Poder estar en casa con los mejores cuidados posibles —Jisung sonrió un poco, pero entonces cayó en cuenta de lo difícil que pudo ser para los demás miembros de la familia—. ¿Pero todos en tu casa lo tomaron bien?... ¿O fue duro para ustedes?

Hyunjin dudó antes de responder, intentando hallar un adjetivo adecuado.

—Fue una mierda —era una palabra muy amplia, pero era la que mejor lo describía.

—¿Mierda en qué sentido?

—Desde que mamá decidió no recibir más tratamientos, mi padre comenzó a beber mucho. No podía soportar la idea de que mamá sólo tuviera unos pocos años de vida —Hyunjin aumentó el tono triste de la conversación—. Papá desaparecía por semanas enteras y sin él no había dinero... La comida comenzó a escasear y los empleados de la casa comenzaron a irse al dejar de recibir su sueldo. Después de 2 meses todos los empleados que vivían aquí se habían ido y todos los que venían de vez en cuando nunca volvieron... La enfermera de mamá, el empleado de la limpieza, los profesionales que visitaban a mamá cada semana, el tutor de matemáticas de Jungwon, mi tutora de inglés... Nadie volvió aquí. La única persona que se quedó a pesar de todo fue Haseul, nuestra ama de llaves.

—¿En serio? ¿Siguió trabajando sin recibir su sueldo?

—Sí... Haseul pasaba tanto tiempo con nosotros que era parte de nuestra familia. Nos amaba y amaba a mi madre demasiado como para abandonarnos —sonrió con algo de calidez al decirlo—. No sólo siguió trabajando sin pago, sino que incluso gastó dinero de sus ahorros para comprar comida para la casa cuando mi padre desaparecía y la comida se terminaba.

—Wow... Hablabas en serio cuando dijiste que Haseul era guerrera protectora de la familia —dijo un Jisung asombrado.

—Sí... Ella fue nuestra salvación. Cuando los demás empleados se fueron Haseul se ocupaba de todo: cocinar, limpiar, cuidar a mi hermanito, cuidar a mamá... Todo. Pero pronto se dio cuenta de que era demasiado para ella sola y el tiempo no le alcanzaba, así que me pidió que la ayuda. Yo ayudaba a Haseul con las tareas de la casa todas las tardes, en su mayoría me encargaba de cocinar y de... cuidar a mamá —hizo una mueca de dolor al decir eso último, los recuerdos trepando por su espalda.

—¿Pero no eras super joven? —Han abrió los ojos al imaginar la situación—. ¿Cuántos años tenías en ese momento, hyung?

—15 —respondió sin más.