-Ya está bien -dijo apenas en un susurro.
Miré al suelo, podía notar como el sueño tomaba posesión de mi cuerpo poco a poco. Me aparté un poco de él para ponerme la ropa en silencio, sin producir palabra alguna.
En cuanto terminé, me coloqué frente a él, que había estado observando como me ponía la ropa desde la pared que tenía en frente.
-Estoy cansada -dije mirando mis pies.
Collin me agarró lo hombros con su brazo y me guió hasta la habitación.
Abrió la cama y me metí dentro y, como un padre cuando acuesta a su hija, se sentó en el borde de la cama y me acarició el pelo.
-Lo siento mucho, Collin -susurré con tono de pena.
-Shh. No hay porqué disculparse -dijo mientras sonreía levemente con los labios-. Ahora descansa, mañana será otro día.
Asentí y cerré los ojos.
No recuerdo lo que pasó después, así que supongo que me dormí pensando en la forma de decirle a Collin que me daba tanto miedo estar con él que era incapaz de aguantarlo mucho más tiempo, pero que a la vez, era tan intenso lo que sentía, que me veía incapaz de estar un minuto sin su compañía. Y todo aquello me estaba volviendo loca, no entendía nada.
Me desperté con el ruido de una tetera que chirríaba y con olor a tostadas. Abrí los ojos y sonreí al recordar donde estaba. Me estiré como pude y aparté las sabanas para levantarme. Caminé arrastrando los pies hasta la cocina, donde Collin se encontraba de pie junto al tostador.
-Buenos días -dije con la voz ronca de las mañanas.
Collin se giró.
-Buenos días -su rostro estaba más serio que nunca, pero sonrió.
Le dedique también una leve sonrisa con los labios.
Collin me sirvió una taza de té rosado de frutas del bosque y se sentó a mi lado con una rebanada de pan tostado con mermelada de melocotón.
Mientras tanto, mi mente se hacía guerra entre decirle lo que sentía y no decírselo.
-Collin... -dije mirando mi taza fijamente
-¿Sí?
-¿Aún... sigues teniendo interés en saber lo que más me aterroriza en este mundo?
-Ajá... -asintió mirándome.
-Pues... -respiré hondo- lo que más me aterroriza en este mundo eres tú.
Noté como abría mucho los ojos al escuchar aquello, pero no dijo nada.
-Es un temor... como insoportable, como si me estuviera quitando la vida...
-¿Entonces me atrevo a preguntar por qué estás aquí conmigo? -me interrumpió, no lo noté molesto.
-Pues porque me mata no estar cerca de ti -lo miré.
Él se quedó callado, no hizo gesto alguno.
Suspiré.
-Te quiero Collin -susurré más para mi que para él.
Volvió a abrir mucho los ojos. Me reí de mi y de su cara.
Él se rió conmigo.
-Terminate el desayuno, vamos a ir a la playa
-Wii -grite dando palmaditas.
Él se rió, aunque seguía bastante serio. Había algo que no estaba bien.
Al caer el medio día, nos montamos en su furgoneta.
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¿Destino o suerte?
RomanceLlamarlo destino, llamarlo suerte, ¿qué más da? Ambos teníamos claro que si nos conocimos fue por algo. « -No me tienes miedo a mí, sino a lo que sientes cuando estas conmigo. ». Tráiler en el epílogo.