Desperté con el incomodo cosquilleo que brotaba de mis piernas. Decidí salir a tomar el aire, así que me dispuse a deshacerme sigilosa y cuidadosamente de los brazos de Collin. Una vez incorporada en el asiento, arreglé mi pelo en una coleta despeinada y luego abrí la puerta tras quitar el seguro. Puse las piernas en el suelo y noté la brisa acariciarme la nuca. Me levanté, aun sintiendo el cosquilleo de no haber cambiado la postura en varias horas y cerré la puerta. Me apoyé en el coche masajeando los muslos y quejándome silenciosa.
Busqué en mis bolsillos hasta que encontré mi teléfono y mire la hora: 7:15am.
María ya debía estar despierta, así que crucé la calle y toqué al timbre de la casa.
La señora mayor se acercó muy sonriente por el camino de losa.
-¡Bienvenida mi niña! -dijo muy emocionada y con los brazos abiertos tras abrir la cancela.
Me acerqué para abrazarla y me correspondió.
-Siento que tengamos que vernos en una situación así... -dije con cierto tono de pena.
-Tranquila, se lo que sientes estando aquí, no te culpo.
Le sonreí y atravesamos el pequeño jardín delantero hasta entrar en la casa.
Me senté en la enorme isla de la cocina, y María me ofreció un té (que no negué porque estaba muerta de hambre).
-Cuéntame niña -comentó mientras colocaba delante de mi un plato con pastas-, ¿qué tal el viaje en tren? -preguntó con su notable acento poniéndome la taza entre las manos.
-No... he venido en tren -dije evitando el contacto visual-. He venido con un amigo. Él... está fuera, en el coche.
-¡Oh! -exclamó emocionada- ¡¿Es tu novio?!
-No -reí-. Él... bueno, solo somos amigos.
-Bueno, algo sentirá. Cualquier chico no se ofrece a hacer x km por "una amiga".
Sonreí tímidamente al caer en la cuenta de que tenía razón.
-¿Cómo está? -pregunté mirándola.
-No lo sé, tu madre no ha llamado aún...
Suspiré.
Al levantar la vista me encontré con Collin en la cancela. Tenía pinta de no saber si tocar al timbre o no, así que decidí salir.
-¿Dónde vas? -preguntó María al verme de pie.
-He olvidado algo en el coche -respondí sin apartar la vista.
De camino a la puerta, me sonó el teléfono.
-¿Sí?
-Cariño, no hace falta que vengas, tu padre se va a poner bien -su tono estaba más tranquilo que la noche anterior.
-Tarde, ya he llegado.
-Oh, bueno no importa -se quedó un rato en silencio-. Dile a María que os haga de comer. Nos veremos esta noche.
-¿Ésta noche?
-Sí, voy a quedarme con tu padre. Nos vemos luego.
-Esta bien.
Como siempre.
Abrí la cancela y me acerqué a Collin (en la acera de en frente) mientras guardaba el móvil.
Sonreí cuando se giró al escucharme.
-Buenos días -dijo con su voz ronca.
-Buenos días -contesté abalanzandome en sus brazos- ¿Qué tal has dormido?
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¿Destino o suerte?
RomanceLlamarlo destino, llamarlo suerte, ¿qué más da? Ambos teníamos claro que si nos conocimos fue por algo. « -No me tienes miedo a mí, sino a lo que sientes cuando estas conmigo. ». Tráiler en el epílogo.