Capítulo 13

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Desperté con el incomodo cosquilleo que brotaba de mis piernas. Decidí salir a tomar el aire, así que me dispuse a deshacerme sigilosa y cuidadosamente de los brazos de Collin. Una vez incorporada en el asiento, arreglé mi pelo en una coleta despeinada y luego abrí la puerta tras quitar el seguro. Puse las piernas en el suelo y noté la brisa acariciarme la nuca. Me levanté, aun sintiendo el cosquilleo de no haber cambiado la postura en varias horas y cerré la puerta. Me apoyé en el coche masajeando los muslos y quejándome silenciosa.

Busqué en mis bolsillos hasta que encontré mi teléfono y mire la hora: 7:15am.

María ya debía estar despierta, así que crucé la calle y toqué al timbre de la casa.

La señora mayor se acercó muy sonriente por el camino de losa.

-¡Bienvenida mi niña! -dijo muy emocionada y con los brazos abiertos tras abrir la cancela.

Me acerqué para abrazarla y me correspondió.

-Siento que tengamos que vernos en una situación así... -dije con cierto tono de pena.

-Tranquila, se lo que sientes estando aquí, no te culpo.

Le sonreí y atravesamos el pequeño jardín delantero hasta entrar en la casa.

Me senté en la enorme isla de la cocina, y María me ofreció un té (que no negué porque estaba muerta de hambre).

-Cuéntame niña -comentó mientras colocaba delante de mi un plato con pastas-, ¿qué tal el viaje en tren? -preguntó con su notable acento poniéndome la taza entre las manos.

-No... he venido en tren -dije evitando el contacto visual-. He venido con un amigo. Él... está fuera, en el coche.

-¡Oh! -exclamó emocionada- ¡¿Es tu novio?!

-No -reí-. Él... bueno, solo somos amigos.

-Bueno, algo sentirá. Cualquier chico no se ofrece a hacer x km por "una amiga".

Sonreí tímidamente al caer en la cuenta de que tenía razón.

-¿Cómo está? -pregunté mirándola.

-No lo sé, tu madre no ha llamado aún...

Suspiré.

Al levantar la vista me encontré con Collin en la cancela. Tenía pinta de no saber si tocar al timbre o no, así que decidí salir.

-¿Dónde vas? -preguntó María al verme de pie.

-He olvidado algo en el coche -respondí sin apartar la vista.

De camino a la puerta, me sonó el teléfono.

-¿Sí?

-Cariño, no hace falta que vengas, tu padre se va a poner bien -su tono estaba más tranquilo que la noche anterior.

-Tarde, ya he llegado.

-Oh, bueno no importa -se quedó un rato en silencio-. Dile a María que os haga de comer. Nos veremos esta noche.

-¿Ésta noche?

-Sí, voy a quedarme con tu padre. Nos vemos luego.

-Esta bien.

Como siempre.

Abrí la cancela y me acerqué a Collin (en la acera de en frente) mientras guardaba el móvil.

Sonreí cuando se giró al escucharme.

-Buenos días -dijo con su voz ronca.

-Buenos días -contesté abalanzandome en sus brazos- ¿Qué tal has dormido?

¿Destino o suerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora